- El Baskonia, obligado a vencer los dos proximos partidos para ir a Praga -
Nadar para ahogarse en la orilla
·Después de ir a remolque durante todo el partido, el Tau cedió ante la profundidad de plantilla y el acierto del Pao
PANATHINAIKOS 84
TAU BASKONIA 72
GASTEIZ
Nadar y nadar contra la marea adversa de un gran rival con una plantilla mucho más amplia en un ambiente infernal pero correcto, un inicio paupérrimo con siete pérdidas para un impermitible total de 24 y un arbitraje que sin ser determinante sí que obligó a jugar muchos minutos sin su eje Prigioni-Scola para ahogarse en la orilla. Esa fue la trayectoria del Baskonia ayer en el OAKA en una derrota que le obliga a vencer mañana en Zurbano al Panathinaikos para tener la opción de regresar a un pabellón maldito a jugarse el pase a una Final Four de Praga que está más lejos que nunca de Gasteiz.Yes que, vencer en en Atenas supone supone dar un golpe de autoridad que el Baskonia nunca tuvo en su mano, ya que todos sus esfuerzos se limitaron a no dejarse llevar por la corriente gracias en parte a unos nefastos porcentajes exteriores de una línea exterior rival de lujo, lo que terminó pagando caro en unos minutos finales en los que el PAO impuso su mayor frescura y profundidad de banquillo ante un Tau en el que Perasovic prescindió de dos activos como Jacobsen y Ukic. Quizá la diferencia final puede parecer exagerada, después de ver cómo el Baskonia llegó con todas sus opciones a los últimos cuatro minutos, pero nadie puede poner en duda la superioridad de un rival que le pasó por encima en los minutos calientes y determinantes. El Baskonia fue a remolque desde el primer minuto, lastrado por un comienzo de partido nefasto, con muchísimas pérdidas y, aunque logró empatar el luminoso hasta en dos ocasiones con el partido ya bastante avanzado, nunca pudo ponerse por delante en el marcador. La puesta en escena Baskonista fue de esas en la que cualquier otro equipo hubiera echado el partido por la borda, con 11 pérdidas de balón 7 de ellas en los primeros ocho minutos como principal lastre. Incapaces de llevar el balón a la pintura, el equipo de Perasovic se estrelló contra la asfixiante defensa de los de Obradovic, que aprovecharon estos balones para correr al contragolpe y colocar una diferencia de once puntos 19-8, en 7 minutos. La primera reacción baskonista llegó desde el exterior,
con dos triples casi consecutivos de Hansen y otro de Erdogan, llegando a
acortar la diferencia a tres puntos (24-21) al término de los primeros diez
minutos. Sin embargo, el equipo del trébol volvió a dar un estirón en la
prolongación para despegarse por ocho puntos y Perasovic apostó entonces por una
defensa en zona que, como ya le sucediera en Madrid, le sirvió de oxígeno ante
otro momento de apuro. Además de esto, la aparición de Splitter volvió a ejercer
de revulsivo y, a medida de que el Baskonia lograba dominar la pintura e ir
colectando puntos desde dentro, el miedo iba calando en el equipo de Obradovic,
máxime cuando Chalmers empató el partido por vez primera en el minuto 35 tras
anotar un triple.
Nunca por delante
Sin embargo, el recurso de la zona terminó siendo necesidad ante el peligro de las penetraciones griegas y Lakovic, Mike Batiste y Scepanovic terminaron por pillarle el truquillo a la defensa baskonista y volvieron a pegar otro pequeño estirón, con el punto extra de que para el descanso habían logrado cargar con tres faltas a Scola, Hansen y Prigioni, tres hombres vitales en los parámetros actuales del Tau.El juego se espesó muchísimo y los puntos encarecieron horrores en un tercer cuarto al que se entró con ventaja de tres puntos del Panathinaikos. Los nefastos porcentajes exteriores del Pao Lakovic firmó un 0/6 en triples y la aportación de Splitter permitieron al Tau volver a empatar el partido a falta de 11 minutos en un cuarto en el que tuvo que prescindir mucho tiempo de su conexión argentina por las faltas. Sin embargo, dio la impresión de que los griegos guardaban todo su acierto para los minutos calientes. Scepanovic y Lakovic comenzaron a conectar esos triples que habían fallado antes y la reserva de oxígeno del equipo de Perasovic fue minándose hasta que un triple un tanto afortunado de un gran Batiste terminó por ahogarle cuando veía la orilla.
CSKA, Maccabi y Barcelona no perdonan en sus casas
Además del Panathinaikos, ninguno de los tres equipos que comenzaron con el factor cancha a su favor perdonaron en su primer partido en casa y Maccabi, CSKA y Barcelona están a un paso de Praga. El vigente campeón venció a Olympiacos (87-78), después de controlar el juego y mantener templados los nervios en cada remontada griega. El CSKA pudo con el Efes en un partido en el que sufrió más de lo esperado para ganar 66-57, y la defensa dio el triunfo al Barcelona ante el Real Madrid por 72-58.-
«Tenemos que recuperar jugadores que no han sumado»
GASTEIZ Velimir Perasovic, que en ningún momento quiso dar la eliminatoria por perdida, significó que, para poder ganar mañana al Panathinaikos en casa, deberán de recuperar a jugadores que ayer no estuvieron a la altura, caso de Jacobsen del que dijo que «empezó muy mal y luego no le vi actitud para volver a confiar en él». «Tenemos que recuperar jugadores que no han sumado hoy. Había demasiados jugadores que no han sumado y es evidente que, es imposible ganar aquí sin la aportación de todos. Creo que, si queremos ganar primero en casa y luego en el tercer partido, tenemos que involucrar a más jugadores que sumen y que nos den algo». La clave, las pérdidas En su valoración del partido de ayer, la clave para el técnico croata estuvo en las 24 pérdidas, 11 de ellas en el primer cuarto. «En un momento todos creímos que podíamos ganar el partido, estuvimos ahí, dos abajo a falta de cuatro minutos, pero de repente se han ido. Creo que la clave de la derrota estuvo en las muchas pérdidas de balón, 24, que nos ha estropeado el rebote, donde hemos dominado. Pero tantas pérdidas, propiciando canastas fáciles, creo que no fue sólo por malas selecciones o malos pases nuestros, sino también por la permisibidad del que les dejó jugar tan duro, que les permitió manotear y que no nos dejó estar cómodos», agregó un Perasovic que fue crítico con la labor arbitral. «Había un árbitro que estaba decidido a arbitrar bien al equipo de casa», afirmó.
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