Los italianos deciden en dos días entre el empresario Berlusconi y el tecnócrata Prodi
Serán 47.160.244 los italianos residentes en el país y por primera vez los 2.623.382 italianos que viven en el extranjero los que votarán entre hoy y mañana en las elecciones generales, para elegir entre la continuidad de Silvio Berlusconi, el empresario que dirige la derecha, o el relevo por Romano Prodi, el tecnócrata que lidera el centro izquierda. Dos coaliciones aglutinan a 26 fuerzas políticas de todos los pelajes. Los resultados son una verdadera incógnita y, además, la tensión aumentará hasta límites insospechados por la posibilidad de votar a lo largo de dos jornadas.
ROMA
Tras unas de las campañas electorales más duras, dominada por los insultos y los impuestos, los italianos reflexionan ayer. A medianoche de ayer enmudecieron los micrófonos y comenzaron a desmontarse los palcos desde donde los políticos lanzaron sus últimas promesas e insultos buscando, sobre todo, el voto de los indecisos, que según sondeos superaba el 20%. Desde hace dos semanas están prohibidos los sondeos. Los últimos, del 25 de marzo, señalaban que La Unión, la coalición de centro izquierda que encabeza Prodi, sacaba a la de Berlusconi una ventaja de entre 3,5 y 5 puntos. Berlusconi, primer ministro y líder de la coalición conservadora Casa de las Libertades, aprovechó las últimas horas para pedir a los italianos, en especial a la clase media, que voten, afirmando que la abstención sólo beneficia a los «comunistas». Berlusconi aseguró que tenía datos que le dan como vencedor, pero no desveló más. Sus aliados hablaban en los últimos días de resultados «muy ajustados» e incluso de empate. En ese eventual último caso todos se mostraron a favor de nuevas elecciones. En Italia una gran coalición como en Alemania es impensable. La Unión da por hecho que vencerá, convencida de que «después de cinco años de tristeza» los italianos tiene derecho «a un poco de felicidad y unidad», y que sólo se lo pueden dar ellos, la coalición de la que forman parte, entre otros, democristianos, comunistas, ex comunistas, socialistas, verdes, radicales, consumidores y exponentes antiglobalización. Con la mirada puesta en los indecisos, los líderes políticos echaron el resto en los últimos mítines, que sin embargo estuvieron en la misma línea que todos los de la campaña: insultos, tonos fuertes y acusaciones. Berlusconi se reunió con sus incondicionales en la sureña Nápoles, donde echó mano de uno de sus temas preferidos: el fantasma del comunismo. Dijo que Italia vive momentos como los de 1948 y que los italianos tienen que decidir entre la libertad que representan ellos y el sometimiento que supone votar a los comunistas. Si se cambia alguna palabra y el lugar, fueron las mismas frases que pronunció en todas las elecciones anteriores. El europeísta Prodi cerró su campaña en Roma, donde reiteró la lucha sin cuartel contra la evasión fiscal, la recuperación de la maltrecha y estancada economía y la recolocación de Italia en el puesto que le corresponde en Europa. Como no podía ser de otra manera, Berlusconi aseguró que ganarán las elecciones porque los derechistas no son unos coglioni (gilipollas).
Estreno de un nuevo sistema electoral
GARA
ROMA Los italianos se pronunciaron en 1993 con un referéndum a favor del sistema electoral mayoritario pero el Gobierno de Berlusconi, unos unos meses antes de las elecciones, decidió cambiar el sistema y establecer un reparto proporcional que beneficia a los partidos mayoritarios. Antes de que comenzase la recta final de la campaña electoral, según un sondeo publicado por la revista Panorama, seis de cada diez italianos desconocían en que consistía el sistema proporcional y uno de tres no sabía que escribir en la papeleta el nombre del candidato elegido como se hacía hasta ahora anularía su voto. Las novedades en estas elecciones son muchas, partiendo de que se puede votar dos días, para evitar lo que sucedió en 2001, cuando debido a que se votó sólo un día y que se recortó el número de colegios electorales y se acabó votando de madrugada. La otra novedad es que los italianos encontrarán una gran papeleta electoral de 40 por 22 centímetros, una para elegir a los 618 diputados y otra para elegir los 309 senadores donde pueden votar sólo los mayores de 25 años. En estas últimas, los votantes tendrán que hacer sólo una cruz o sobre el partido que desean votar o sobre la coalición, sin elegir ningún candidato. El nuevo sistema electoral es proporcional, pero beneficia al partido mayoritario, es decir, que si ninguna de las coaliciones supera el 55% la que consiguiera más votos recibiría un «premio de mayoría» que le asegura 340 escaños sobre los 630 disponibles. Mientras, si una coalición consigue más del 55% de los votos escrutados, se aplicará el cálculo porcentual a partir de los 340 escaños. Un 23% de indecisos
Los sondeos hablan de que existe un 23% de indecisos,
divididos entre los que no saben a quién votar pero que podrían acercarse al final a las urnas y otros que ya decidieron que no votarán. Aunque las encuestas hablan de una gran afluencia que podrá rozar el 85% de las elecciones del 2001. Entretanto, por primera vez en la historia italiana podrán votar los italianos residentes en el extranjero a través de sus consulados y podrán elegir doce diputados y seis senadores. En total, son 2.623.382 para la Cámara y 2.358.521 para el Senado. Según los últimos datos votaron el 41% de la población emigrada. -
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