Musica para estadios
Sólo un grupo privilegiado asistió el martes al concierto que ofrecieron Anthony Kiedis y los suyos en la explanada del Museo Guggenheim. Red Hot Chili Peppers calentó motores para su próxima gira, regalando a sus fans un magnífico concierto.
Desafortunadamente fueron únicamente 700 personas las que pudieron asistir al concierto que la banda de los Angeles ofreció en Bilbo. Aunque la apertura de puertas se anunció para las ocho y media, una hora antes eran numerosos los seguidores que hacían cola para coger las primeras filas del recital y muchos otros curiosos merodeaban por los alrededores del renovado paseo de Uribitarte. Cuando pudieron, al fin, acceder al recinto, los más alocados corrieron en busca del mejor lugar para seguir un concierto que no tuvo nada de básico ni de formato pequeño, como aseguró horas antes la compañía de discos, sino más bien todo lo contrario, una hora y media de rock. Fueron muchos los seguidores que se quedaron sin entrada y decidieron colocarse al otro lado de la ría, en la Avenida de las Universidades, para poder escuchar la actuación tan deseada. Una aparición que no estaba dentro de los planes promociónales del grupo pero que, a última hora, se incorporó a su tour. Y básicamente fue eso, un concierto de calentamiento para la extensa gira que les espera en los próximos meses. Un «ensayo» a gran escala para lo que será la presentación de ‘‘Stadium Arcadium’’, su noveno disco de estudio. Un show que básicamente se asentó en las canciones del nuevo disco: ‘‘Can’t stop’’, ‘‘Charlie’’, ‘‘Dani California’’, ‘‘Hump the Bump’’, ‘‘21st century’’, ‘‘She’s only 18’’, ‘‘Tell me baby’’ y en la que también tocaron algunos de sus hits más conocidos como ‘‘Scar Issue’’, ‘‘Otherside’’, ‘‘Don’t forget me’’ o ‘‘By the Way’’, dejando para el bis su tan popular ‘‘Under the bridge’’ y una apoteósica ‘‘Give it away’’, la canción del millón de dólares, pieza sin la cual los RHCP no serían lo que son.
En la cima Han pasado 22 años desde que publicaran su disco debut. Dos décadas después se han convertido en una banda indispensable para toda una generación adepta a la mezcla de sonoridades duras con las melodías más accesibles. Su fórmula del comienzo se basaba en el sabio y concienciado collage de músicas funk, punk rock y ramalazos de rap que generó imitadores en todo el mundo. Tras un inicio en el que se caracterizó por ser una banda dura de rock alternativo, los RHCP han ido suavizando su sonido hasta dar con la fórmula que les ha llevado al éxito masivo, vendiendo millones de discos con sus discos ‘‘Californication’’y ‘‘By the way’’, viviendo una segunda época dorada una vez atrás los 90 y su disco fundamental: ‘‘Blood, Sugar, Sex, Magic’’.
La fama de provocadores de los comienzos ha quedado de lado, en favor de clichés que, a menudo, rozan lo cómico, como su manera de tocar, los saltitos y movimientos, los vaciles. Un grupo que siempre ha demostrado su virtuosismo instrumental no pocos chavales han querido imitar a su bajista Flea, cargando, a menudo, sus canciones de excesos instrumentales. Con todo, RHCP han sabido hacer su propia coctelera de sonidos, cogidos todos ellos de maestros de la música negra para inspirar canciones que llevan al delirio a millones de fans en todo el mundo. Lo suyo es «rock alternativo» que vale millones de quilates en una liga musical que juega a ver «quién toca mejor y más alto». -
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