Raimundo Fitero
Modelo
¿Por qué nos colocan cada día en los telediarios oficiales de la primera estatal una noticia con el príncipe Felipe y la locutora? La vida de estos funcionarios públicos que no han hecho ninguna oposición transcurre entre cócteles y canapés, llevando una representación de no se sabe quién, pero con cargo a los presupuestos y con el futuro asegurado en la dinastía. A esta pareja de enchufados les fabrican actos para que sean noticia y parece que está prohibido meterse con estos señores que están convencidos que parieron a una futura reina, cosa que yo no dudo, aunque a lo mejor será la futura reina del Chantecler. La Tercera República no es un spot publicitario.
La marca sueca que amuebla nuestros salones y nuestros centros neuronales, hace una publicidad que nos ha dejado a la mayoría sin argumentos. La república independiente de nuestra casa es una idea tramposa. Los que habíamos declarado varias repúblicas independientes, tanto en el barrio donde nacimos como en el lugar de peregrinación vacacional, nos hemos encontrado mezclados con los intereses más bastardos de unos publicistas que nos soltaron esos anuncios justamente alrededor del setenta y cinco aniversario de una República que ahora la derecha golpista intenta decirnos que fracasó. Pero es que el mensaje del mueblista sueco, de la multinacional de la deforestación, es confuso y frívolo, llegando en su segunda versión a decirnos que una República puede tener una reina y un rey. Claro, y una sota y un caballo. Mejor dicho, cuatro de cada.
Lo que se intenta vender es un modelo de vida. La sonrisa de Ronaldinho puede servir igual para publicitar un igualatorio médico con gratuidad en las prótesis dentales, como para transmitir una ilusión, un país, una bicicleta o un jamón con chorreras. Pero en lo que es estrictamente fútbol, sus músculos propician acelerones de partículas perdidas en las gramíneas de los estadios que hacen que los balones se conviertan en objetos fantasiosos que se asemejan en sus trazadas a las bolas de un mago que hace malabares con unas botas con tacos colorados. El doctor House todavía sigue dando vueltas con la moto huyendo de su propia sombra. -
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