MADRID

Recordó que «por esta misma militancia coherente le impusieron en los tiempos de Franco dos condenas de muerte» y agregó que «parece ser que la heredera de aquel Tribunal de Orden Público quiere materializarlas» ahora, «porque con las condiciones que le han impuesto no es de extrañar que le haya ocurrido esto».

Y es que Gorostidi, que hacía tiempo que padecía un delicado estado de salud, se encuentra imputado en este sumario, concretamente en la pieza correspondiente a Xaki, y ayer estaba llamado a declarar ante la Sala. Precisamente, fue mientras volvía a Deba junto a su compañera tras haber mantenido en Donostia una reunión con su le- trado, Iñigo Iruin, cuando el histórico militante independentista sufrió un infarto de miocardio que le ha conducido a una situación de coma profundo.

El propio Iruin explicó la situación de su defendido, relatando que tras ese infarto, el pasado viernes, sufrió una parada cardiorrespiratoria, y que desde entonces se encuentra ingresado en la UCI del Hospital Donostia.

El letrado no quiso restar ni un ápice de gravedad a la extrema situación de Gorostidi, y apuntó que, en el caso de que se recuperara, las probabilidades de que sufriera importantes secuelas cerebrales severas e irreversibles es muy alta. Sin embargo, señaló que los facultativos que le atienden han dado un plazo de 48 a 72 horas para valorar su evolución «y ver si supera esta situación o no».

Por ello, solicitó a la Sala que antes de tomar una decisión sobre su persona aguardara a que transcurriera ese espacio de tiempo. «No queremos autoengañarnos, sería un ejercicio inútil tratar de quitar entidad a los informes médicos, pero permítannos que aún mantengamos una cierta esperanza sobre su recuperación», se dirigió Iruin al tribunal.

Agregó que «mantenemos una pequeñísima esperanza», recordando que Gorostidi «sobrevivió a dos penas de muerte en el juicio de Burgos, estuvo más de ocho años en prisiones del régimen franquista» y que ha padecido enfermedades como la malaria o la legionella.

«Quizá este pasado tan duro ha hecho que su corazón esté en estos momentos tan débil, y que no haya podido superar la tensión, el nerviosismo, que le ha producido el 18/98», afirmó e insistió en solicitar «un paréntesis de dos o tres días». La parte acusatoria no se opuso, por lo que el juicio se reanudará el 8 de mayo. Por otra parte, 50 personas se concentraron en Deba en solidaridad con Gorostidi y en contra del sumario 18/98.

Dos médicos de la AN harán informes diarios sobre su estado
El tribunal, cuya actitud «hipócrita y vergonzosa» ante la situación de Jokin Gorostidi y David Soto denunciaron los procesados en este juicio, ordenó, en el mismo escrito en que suspendía la vista ayer, que el forense de la Audiencia Nacional evalúe el estado de salud del veterano militante junto a otro médico del tribunal, y que ambos remitan diariamente un informe sobre su evolución y las posibles secuelas que le queden. -

Murillo vuelve a vulnerar el derecho a la defensa de Soto

MADRID

David Soto debía haber declarado el 13 de marzo, pero ese mismo día le diagnosticaron una grave enfermedad de la que tuvo que ser intervenido con carácter de urgencia. El joven de Iruñea, por boca de su abogado, Zigor Reizabal, solicitó entonces que se suspendiera el juicio por espacio de dos semanas, ya que quería, y le correspondía en derecho, estar presente en la declaración del resto de los imputados en su pieza.

El tribunal, sin embargo, hizo caso omiso a esta petición, y ordenó enviarle DVDs con las grabaciones de las sesiones, lo que motivó la protesta del letrado de David Soto.

Esas grabaciones, en cualquier caso, no se las han hecho llegar hasta hace unos días, y no ha tenido tiempo de visionarlas. Son casi 70 horas de grabación.

Ayer, sin embargo, fue llamado a declarar. A preguntas de Reizabal, Soto intentó explicar la indefensión que la actitud de los jueces ha supuesto para él, y quiso recordar que su deseo expreso era haber asistido a la vista.

Lo intentó, pero no pudo, ya que Angela Murillo le cortó una y otra vez, de muy malas formas, hasta el punto de que Reizabal, a quien la juez también se dirigió airadamente, tuvo que pedir «que se trate a mi defendido con un poco de respeto». No tuvo éxito, y cada vez que abrió la boca fue interrumpido.

Ante esta situación, y tras constatar que su defendido no conocía lo que se había tratado en la Sala, Reizabal explicó que no estaba en condiciones de seguir el interrogatorio, que acabó así antes de empezar.