Soledad GALIANA
Blair sacrifica a parte de su Gabinete tras su rotundo fracaso en las municipales
·Los laboristas se convierten en la tercera fuerza politica en las elecciones locales en inglaterra
El Partido Laborista de Tony Blair ha sufrido los peores resultados electorales desde que éste asumió el liderazgo del partido. Los laboristas han perdido más de 250 concejales. Los virtuales ganadores de las elecciones son los conservadores, que han obtenido los mejores resultados desde 1992. El neonazi British National Party (BNP) ha doblado su número de concejales. El incremento de los Verdes y de los liberales ha sido moderado.
DUBLIN
Los resultados de las elecciones locales de Inglaterra dados a conocer ayer son de los peores obtenidos por los laboristas en su historia de comicios locales, aunque desde el partido se intenta quitar hierro al asunto y se defiende que las pérdidas se encuentran dentro de lo esperado. Sin embargo, ya se han oído voces exigiendo la dimisión de Tony Blair, al que los laboristas estimaban por su poder para obtener votos en las urnas. Una vez perdida esta capacidad, muchos, como el que fuera ministro de Sanidad, Frank Dobson, consideran que debería retirarse.Por su parte, los conservadores que ya contaban con una mayoría de concejales han ganado 270 electos más, y ahora controlan varios distritos de Londres y el Sudeste, si bien no han obtenido los resultados esperados en núcleos urbanos del norte de Inglaterra tales como Liverpool, Newcastle o Manchester. Los Liberales-Demócratas ganaron tan sólo 27 concejales en la que es la primera prueba de fuego para su nuevo líder Menzies Campbell. Una vez más, siguen siendo la promesa no realizada. Si las elecciones hubieran tenido lugar también en Escocia y Gales, los conservadores habrían obtenido un 40% del voto, los liberales el 27% y los laboristas se hubieran transformado en la tercera fuerza política con tan sólo un 26%. La participación ha sido de un 36%, tres puntos menos que en 2004. Como respuesta a los resultados, tal y como se esperaba después de las semanas de publicidad negativa y constantes escándalos dentro del partido, Blair ha decidido remodelar su Gabinete. La decisión más esperada, pero no por ello menos controvertida dentro del laborismo, ha sido el cambio en el Ministerio de Interior. Charles Clarke, uno de los aliados de Blair dentro del Partido Laborista, ha sido relevado a los bancos traseros del Parlamento británico. El que fuera secretario en el norte de Irlanda, John Reid, tomará posesión de Interior. Des Browne es el nuevo ministro de Defensa, en sustitución de Reid. Blair aseguró que sentía perder a Clarke, pero que la presión tras el escándalo de los presos no deportados había sido más de lo que su Gabinete podía soportar. Clarke se negó a tomar otro puesto dentro del Gobierno, y afirmó públicamente que no está de acuerdo con la decisión de Blair de deshacerse de él, aunque afirmó que seguirá siendo fiel al Gobierno. John Prescott, tras darse a conocer su relación extramatrimonial con su secretaria, es otro de los afectados por la remodelación. Seguirá siendo el viceprimer ministro, pero ha perdido la responsabilidad en su cargo como ministro de Vivienda y Asuntos Sociales.
Straw, fuera de Exteriores Otros cambios relevantes en el Gabinete Blair es el cese del ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, que se verá rebajado a portavoz parlamentario. Margaret Beckett, la secretaria de Estado de Medio Ambiente, se hará cargo de este ministerio. Además, Blair ha creado un nuevo cargo dentro de este ministerio, el de secretario de Estado para Europa, que ocupará el hasta ahora líder de los Comunes, Geoff Hoon.
Los conservadores se benefician del fracaso del laborismo
DUBLIN Los conservadores celebran unos resultados en las elecciones locales que consideran han cumplido con sus expectativas. Con más de 270 concejales extras, y un porcentaje de voto cercano al 40%, se vislumbran como el primer partido en el ámbito local. El coordinador del partido, Francis Maude, apuntó a que el liderazgo de David Cameron y su mensaje «de cambio, optimismo y esperanza es lo que Gran Bretaña quiere». Sin embargo, las elecciones generales son otro tipo de batalla, en la que el fuerte arraigo del laborismo en Escocia y Gales propulsan los resultados totales del partido de Blair. Así pues, lo que para algunos es una victoria, para otros dentro del partido conservador tiene un sabor amargo, al no cumplirse la esperada recuperación del voto de derecha en ciudades como Manchester o Liverpool. Cameron admite que todavía queda trabajo por hacer, pero considera que los resultados muestran que los conservadores pueden ser los principales beneficiarios de la debacle laborista. Algunos resultados corroboran su análisis. La victoria conservadora en Crawley arrebata al laborismo el control de esta ciudad por primera vez desde el principio de los setenta. Aun así, el partido de Cameron no tiene la suerte de cara, ya que los conservadores perdieron a uno de sus concejales en St. Albans, Hertfordshire, debido a la longitud de un lápiz. Tras tres recuentos, ambos partidos contaban con 1.132 votos, y el partido que ganó lo hizo al elegir al azar el lapiz más largo.
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