BARCELONA
Como ocurriera en la Feria de Durango en el pasado diciembre, la presentación de la edición en catalán de «Mañana, Euskal Herria» evidenció la expectación que rodea al mensaje de Batasuna formulado de boca de su líder, Arnaldo Otegi. Más de 300 personas llenaron ayer la sala de la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona para escucharle, en un acto organizado por la Euskal Etxea y GARA.Otegi admitió inicialmente que la izquierda abertzale «ha sufrido» y «ha hecho sufrir» y detalló cuál es su apuesta con una frase rotunda:«Queremos pasar del tablero de la confrontación al tablero de la seducción democrática». Luegomiró más lejos para dejar claro que la izquierda abertzale aspira a «gobernar desde la independencia y hacia la izquierda» el día en que todas las propuestas políticas puedan ser materializables en igual de condiciones.
Antes hace falta que «los estados aprueben esta asignatura», concluyó Otegi, que estaba acompañado en la mesa por el director de GARA, Josu Juaristi; uno de los autores del libro, Iñaki Iriondo; y Gemma Calvet, que ejerció de presentadora.
Tras una larga ovación comenzó la ronda de preguntas, que arrancó a Otegi algunas interesantes reflexiones de actualidad. Por ejemplo, admitió que existe el riesgo de que el PNV trate de emular la maniobra realizada por CiU con su acuerdo con el PSOE sobre el Estatut, pero aseguró que para ello no sólo «sacrificaría al lehendakari», sino que «se produciría una escisión. Sería su suicidio político», concluyó.
El portavoz de Batasuna dejó claro igualmente que «no firmaremos ningún acuerdo que no resuelva el conflicto». Y, en paralelo, apuntó que éste estará abierto hasta que se produzca una resolución «en toda Euskal Herria y con los dos estados», aunque antes pueda haber otros acuerdos parciales.
El público mostró notable interés sobre matices como el grado de flexibilidad de la izquierda abertzale o la importancia de los tiempos en el proceso abierto. Otegi recuperó el concepto de la «paciente impaciencia», prometió ser flexibles en las formas pero rotundos en los principios, y aseguró que será el pueblo vasco quien lleve las riendas del proceso.
Hubo momentos para las risas, como cuando Otegi recordó en alusión al patinazo de ‘‘El Mundo’’ en su última entrega sobre el 11-M, que en Euskal Herria «hay quien confunde MCC con la Orquesta Mondragón». Y para las ovaciones, como cuando felicitó al presidente de Boliva, Evo Morales.