DUBLIN
Los irlandeses conmemoraron ayer los 25 años de la muerte de Bobby Sands, caído en prisión tras 66 días de huelga de hambre y la de los otros nueve presos que murieron durante aquella histórica protesta, en exigencia de su estatus político, y que supuso una transformación en la naturaleza y la dirección de la lucha republicana.La práctica totalidad de las ciudades y pueblos de Irlanda organizaron homenajes, bajo la forma de manifestaciones, vigilias y conferencias, en honor del joven prisionero, elegido diputado para Westminster un mes antes de su muerte, y cuyo nombre se ha convertido en todo un símbolo de la lucha republicana, y en general, de la resistencia de los pueblos en el mundo entero.
Edificio de Correos de Dublín
En Dublín, seguidores de Sinn Féin encendieron velas y se concentraron frente al edificio de Correos, escenario del Levantamiento de Pascua del que este año se han cumplido precisamente noventa años y símbolo de la aún inconclusa independencia de Irlanda.En el norte de la isla, las manifestaciones, espectáculos y exposiciones coincidieron con muestras de duelo, como las banderas negras erigidas en el oeste de Belfast.
Por primera vez, una delegación de allegados de los prisioneros, entre ellos miembros de la familia Sands, y de representantes de Sinn Féin obtuvo el permiso para visitar el lugar donde murieron los prisioneros en 1981, la prisión de Maze, en Lisburn, cerca de Belfast.
«Este lugar que está detrás de mí era un instrumento forjado por Margaret Thatcher entonces primera ministra británica para acabar con el movimiento republicano irlandés», señaló Martin McGuinness, jefe negociador de Sinn Féin, quien acudió a Maze acompañado por Michelle Gildernew.
«Pero los huelguistas de hambre vencieron a la política de criminalización del Gobierno británico e inspiraron a las nuevas generaciones de republicanos irlandeses, para los que jugaron un papel central en la lucha por la libertad y la independencia», añadió el líder republicano.
«El año más duro de mi vida»
«1981 fue el año más duro de mi vida», confesó emocionado Brendan McFarlane, responsable del IRA en la prisión de Maze en aquella época, antes de volver a entrar en la cárcel de infausto recuerdo, aunque esta vezcomo visitante.La prisión de Maze, también conocida como Long Kesh, fue clausurada después de que los últimos prisioneros fueran puestos en libertad en virtud de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998.
En espera de ser transformada en centro deportivo, Maze guarda en sus muros la memoria de los últimos 35 años de conflicto, especialmente el recuerdo de la trágica pero a la postre victoriosa lucha de los presos en huelga.
«Es evidente que 25 años después, los huelguistas de hambre tienen un lugar especial en los corazones de mucha gente», señaló el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, en un comunicado hecho público ayer por la oficina de prensa republicana.
«La generosidad de su espíritu, autosacrificio y falta de egoísmo hacen de Bobby Sands y sus nueve compañeros modelos a seguir para los republicanos irlandeses», concluyó.
