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Gara > Idatzia > Mundua 2006-05-09
Jefferson OREJUELA | Activista en la comunidad de Cacarica (Colombia)
«Trabajamos para que no se olvide el sufrimiento causado por la guerra»
Organizado por PTM-mundubat y Askapena, el fin de semana tuvo lugar en el Palacio Miramar de Donostia un foro sobre el conflicto de Colombia. Los protagonistas fueron sus gentes, mujeres y hombres que están luchando en diferentes movimientos sociales y comunidades de resistencia. GARA entrevistó a uno de ellos.

Este activista colombiano relata las graves violaciones de derechos que sufren cada día los ciudadanos de a pie, especialmente por parte del Gobierno de Uribe y de los paramilitares que éste apoya.

­¿Cuál es el problema de Colombia?

Los medios de comunicación y el presidente Alvaro Uribe afirman que el conflicto de Colombia es del terrorismo, de los grupos insurgentes y del narcotráfico. Sin embargo, la realidad que se vive allí es muy diferente; el conflicto está basado en la destrucción de los pueblos, de la gente que reclama los derechos. Las comunidades que resisten son oprimidas. El pueblo que reivindica sus derechos es torturado y asesinado.

­¿Qué papel juegan los paramilitares?

Son la mano derecha del Gobierno colombiano, nacen para realizar el trabajo sucio que no puede hacer el Ejército. Masacran y desplazan porque el Gobierno tiene intereses en nuestros territorios y no ha podido acabar con las comunidades a través de sus propuestas y leyes. En el año 1997 el Ejército y los paramilitares nos obligaron a desalojar el territorio. Han asesinado a 86 personas de nuestra comunidad. A uno de ellos, a Marino López, le cortaron la cabeza y jugaron con ella a fútbol delante del pueblo. Tras permanecer tres años en el departamento de Antioquía, regresamos a nuestro territorio, al Bajo Atrato del departamento de Chocó, ya que un campesino sin tierra es un campesino muerto. Entonces, iniciamos un proceso de negociación con el Gobierno.

­¿Cuáles son sus demandas?

Una es la titulación del territorio, porque hoy el 20% de la tierra de Cacarica está en manos de paramilitares, empresasŠ Proyectos del Gobierno, como la carretera panamericana y el canal interoceánico, se realizan en nuestras tierras. En otra comunidad organizada del Bajo Atrato, en Jiguamiandó, en el 10% de la superficie se ha sembrado palma africana de forma ilegal. En la comunidad de la cuenca del río Curvaradó, se ha implantado este cultivo en el 70% del territorio, después de desplazar y asesinar a su gente.

­¿Por qué se oponen al cultivo de la palma africana?

Porque las comunidades en resistencia sabemos que la palma es uno de los productos que esteriliza la tierra para siempre, y nos oponemos a esos proyectos. En el Bajo Atrato ha habido alrededor de 1.200 muertos debido a esta siembra. El Gobierno defiende a las multinacionales que están implantando los cultivos en nuestros territorios, y lo hace a través de paramilitares, militares y policías. Estos asesinan, desplazan y torturan para que las empresas sigan cultivando.

­¿Cuáles son sus mecanismos de defensa?

Para hacer frente a todo eso, nosotros, como comunidad de resistencia, nos relacionamos con otras comunidades de Colombia que tienen la misma problemática. También tenemos hermanamientos con muchas organizaciones de otras partes de Latinoamérica que viven sucesos terribles: el Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, la gente de Chiapas y Guajaca en México, las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, los de El SalvadorŠ Un mecanismo de resistencia que hemos planteado en nuestras comunidades es un proyecto de educación propia que significa que los profesores que orienten a los alumnos sean de las mismas comunidades. Al Gobierno colombiano le interesa mandar profesores que enseñen a los niños cómo destruir el territorio, cómo acoger los proyectos del Estado, cómo vincularse al Programa de Seguridad Democrática que tiene el presidente ahora. Sabemos que la lucha que hemos emprendido es bastante dura. No obstante, los territorios que nos dejaron nuestros abuelos que ya han caído en la guerra no se pueden entregar de la noche a la mañana. El reto que tenemos es cómo enfrentarnos al Estado colombiano, cómo defender la vida y el territorio. En mi comunidad han caído 86 personas en esta guerra y no sabemos cuántas más pueden caer. Hoy estoy aquí compartiendo la experiencia que vivimos, y mañana puedo ser asesinado.

­Pero habrá esperanza...

Hay unos niños formados por la propia comunidad y que son ellos los que van a seguir el camino. Es importante señalar que luchamos por todos los habitantes del planeta porque se está destruyendo la naturaleza y eso puede causar mucho impacto en todo el mundo.

­También expresan esta situación a través de la música.

Hacemos música tradicional de Chocó, rapŠ Nuestras canciones no sólo expresan lo que estamos viviendo, sino la alternativa que tenemos para el futuro. En medio del dolor y del llanto podemos expresarnos a través de una canción. Formo parte de un grupo de rap, y hemos tenido la posibilidad de difundir nuestra alternativa por medio de los discos. Llevo unos meses en Catalunya haciendo visible la problemática de Colombia y dando a conocer nuestra música, y en setiembre pensamos realizar una gira en el Estado español. Esa es la idea, aunque sabemos que es difícil, que en esta lucha que tenemos van a caer cantidad de personas. Como decimos en una canción, no importa que muramos nosotros si la gente que queda continúa luchando. Nuestro grupo se llama “Los Renacientes”, nace a raíz del sufrimiento, y su base son unas letras sociales que ofrecen información e invitan a la reflexión. Trabajamos para que no se olvide toda la problemática que vivimos, los desplazamientos y muertes que ha causado la guerra. Creemos que la música, además de ser un modo de expresión, sirve para animar a la gente que está resistiendo.

­¿Podría cantar alguna de sus canciones?

«Hay tanta guerra en mi país que el pobre tiene que morir/ hay tanta guerra en mi país que el pobre tiene que morir/ situaciones injustas que me han atado a vivir con el dolor en el pecho clavado/ hermanos seréis amados y además nuestros hermanos que una corriente maligna los ha matado/ campesinos entre hermanos que hemos pensado dejar que lo que nos han hecho quede burlado/ niños en las calles, padres sin empleo, Dios mío, tú eres nuestro consuelo/ danos energía para hacer la pelea, y que la injusticia quede tras las rejas/ ya estoy cansado con la crueldad hacia el campesino y toda la impunidad/ yo lloro y digo lo que está pasando, lo digo cantando, estoy reflexionando». -


 
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