En estos días de trascendental importancia para el proceso político abierto en Euskal Herria, hay quen pretende trascender de su propio papel y erigirse en guía de la humanidad entera. Y el resultado suele ser patético, claro.

Teo Santos, ertzaina del confuso sindicato ErNE expresaba ayer en “El Diario Vasco” su desagrado por el rumbo que está tomando el proceso. Piensa el hombre justo lo contrario que la inmensa mayoría de la población.

Según el policía Santos, las cosas van francamente mal porque «la organización terrorista mantiene su capacidad ofensiva. En los últimos meses su estructura funcional apenas ha sido tocada. No hay detenciones relevantes (...), estamos ante los indicadores de eficacia policial más bajos de la historia etarra». Y eso le duele a él, decidido defensor de la mano dura.

Dice Santos, además, que «este parón policial puede ser algo circunstancial (...) o puede que simplemente se haya llegado a una especie de acuerdo implícito, ya que ETA ha repetido varias veces que la acción policial debe cesar para facilitar el proceso». Pues no sé a ustedes, pero a servidora le parece que eso sería de sentido común.

Y el avezado policía alerta a la población sobre la actividad de ETA: «centran su interrupción de actividad terrorista exclusivamente en el ‘cese de acciones armadas’, y continúan con el ‘mantenimiento’ de la organización, demostrando, por cierto, que la moral la tienen por las nubes». Y ahora llega la melonada de la semana: «¿Se han fijado en la estética juvenil ‘Txeroki’? Hace pocos días, entre Balmaseda y Bilbao, conté seis émulos del dirigente ‘militar’ etarra, en calles principales, a media mañana. Con el mismo corte de pelo, la misma camiseta, etcétera, tienen por referente a uno de los ‘duros’, y lo proclaman con desparpajo. Es algo que habría que contrastar empíricamente, pero da la sensación de que las iniciativas etarras los están reforzando internamente, además de procurarles reconocimientos exteriores. Están obteniendo réditos inimaginables hace pocos meses, impensables en un proceso en el que deberían reconocer las razones de ‘los otros’, lo cual cuestionaría de forma explícita su actividad terrorista. En cambio, nada de autocrítica, ni dudas internas; los comunicados de ETA engrosan sus predicados conocidos, alentando sus objetivos exclusivos». Lo que habrá que demostrar «empíricamente» es si la melonada se la ha copiado a alguien o se le ha ocurrido a él solito. - msoroa@gara.net