Desde hace aproximadamente dos meses viene produciéndose un especial tensionamiento en el devenir de esta prisión, motivado por la marcada agresividad que algunos guardias vienen mostrando en su comportamiento hacia nosotros.

Por su especial gravedad queremos mencionar especialmente los siguientes sucesos:

El primero de ellos tuvo lugar el pasado sábado, 17 de junio, cuando a varios de nosotros se nos imposibilitó comunicar con nuestros abogados por culpa de las trabas que desde la prisión se impusieron.

Estos obstáculos llegaron hasta el extremo de decirle a un compañero que no se le llevaría a la visita hasta que dejase de llover.

Esta dinámica, que no es la primera vez que sucede, tiene por objeto dejarnos en una situación de indefensión y crea una atmósfera de total impunidad por parte de la cárcel.

El segundo suceso consistió en la aplicación del artículo 72 a nuestro compañero Karlos Apeztegia, el jueves 22 de junio.

Se trata de un artículo reservado para las situaciones más extremas y urgentes (como es el caso de los actos de evasión o los considerados «de grave violencia») pero que aquí se viene aplicando ante la más leve «anormalidad».

Apeztegia fue además amenazado con frases como «teníamos que haberte roto la cabeza» o «teníamos que haberte dado una paliza», y llegó a ser golpeado con el dorso de la mano en el pecho mientras a escasos centímetros de su cara le gritaban «el talante de ZP me lo paso por el forro de los cojones».

Posteriormente fue llevado a otra galería, aislado en una celda vacía donde se le privó durante más de 24 horas de toda pertenencia, incluso de los más elementales útiles de higiene. El resto de compañeros realizó un txapeo hasta que fue devuelto a la galería que ocupamos. Finalmente, y como clara represalia por estos hechos, dos días después, cuando el padre de Apeztegia, de 73 años de edad, se disponía a entrar a la visita, tuvo que negarse a ser cacheado, ya que de forma prepotente, unos funcionarios, aduciendo «una orden de esta semana», pretendían alterar la manera habitual de cacheo en un claro intento de humillarle.

Debido a su digna actitud, nuestro familiar tuvo que regresar a Iruñea sin poder ver a su hijo tras haber recorrido 2.000 kilómetros de viaje. Resulta llamativo que ante el nuevo panorama político que la izquierda abertzale pretende abrir, en esta prisión se esté produciendo un notable empeoramiento consentido, cuando no instigado, por la dirección. -