LONDRES
El ministro de Defensa británico, Des Browne, anunció ayer en la Cámara de los Comunes el envío de casi 900 soldados más a Afganistán después de que la pasada semana los ocupantes británicos en el país pidieran refuerzos para la provincia de Helmand, donde el pasado mes han fallecido seis soldados británicos. El ministro negó que este envío se deba a la falta de planificación de las fuerzas de ocupación. «La violencia se ha incrementado reconoció y esto es algo inevitable, pero a pesar de ello se está incrementando la seguridad», añadió.
Con este envío el número total de militares británicos en el país ascenderá a 4.500. El ministro dijo que también se enviarán helicópteros y 320 ingenieros para comenzar proyectos que sirvan para «mejorar la infraestructura local». Asimismo, indicó que se destinará apoyo médico y logístico.
El ministró precisó que «algunas tropas irán inmediatamente y otras en octubre», precisó. Según Des Browne, «sólo se podrá reconstruir Afganistán ayudando a que se establezca la democracia en el país y combatiendo la pobreza», mientrás recordó que Naciones Unidas y la OTAN forman parte de este consenso para que haya estabilidad en la zona.
«Prosperidad»
El ministro de Defensa británico indicó que este anuncio «refleja el hecho de que no abandonaremos Afganistán hasta que el Gobierno afgano tenga la prosperidad suficiente que permita que los ciudadanos de Afganistán vean que no va a tolerar el terrorismo».
Des Browne recordó que «tres décadas de conflicto han dado lugar a violencia, criminalidad y extremismo», aunque no hizo mención al papel «daniño» de los nuevos invasores del país. Respecto al cultivo de opio base de la economía afgana, Browne afirmó que «el compromiso del presidente Karzai contra el trafico de narcóticos ha sido claro». «Que la economía pueda
funcionar en el país llevará tiempo pero el proceso debe comenzar ahora», y añadió que ellos no eliminarán campos de amapola.
