BILBO
Nacido en Kiev en 1879, Kasimir Malévich es una de las figuras clave del arte del siglo XX. Sus obras suprematistas abrieron el camino hacia un arte desvinculado del objeto, hacia la abstracción total.La exposición abierta ayer en elMuseo de Bellas Artes de Bilbo exhibe los emblemáticos ‘‘Cuadro rojo’’ y ‘‘Cuadro negro’’, ambos procedentes del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, y otras piezas conocidas, verdaderos hitos del arte contemporáneo.
La mayor parte de la producción de Malévich se encuentra localizada en Rusia, repartida por sus distintos museos. No es habitual que sea trasladada a otros puntos de Europa.
Los expertos en la obra de Malévich Jean-Claude Marcadé, Jean-Hubert Martin y Evgenia Petrova han comisariado la muestra que, previamente en Catalunya y ahora, por primera vez, en Euskal Herria, guía al público a través de la producción de este singular artista, en un recorrido cronológico.
La exposición proporciona una amplia visión del trabajo de Malévich. Incluye sus primeros bocetos impresionistas, pinturas simbolistas y fauvistas, imágenes de campesinos realizadas por el pintor entre 1911 y 1912, así como algunas composiciones cubofuturistas.
Pintura, dibujos y escultura
Malévich tomó del cubismo la deconstrucción geométrica de los objetos y personajes, y les imprimió movimiento, además de una paleta de colores metálicos. En las paredes de la Sala Arte Contemporáneo del Museo de Bellas Artes de Bilbo se pueden admirar varias piezas de este estilo: ‘‘Estación sin parada’’ y ‘‘Máquina de coser’’, además de ‘‘Retrato perfeccionado de IvanVassilievich’’, considerada una de las obras maestras de Malévich.
En este mismo espacio se pueden contemplar los dibujos para la escenografía y el vestuario de la ópera ‘‘Victoria sobre el sol’’. Compuesta por Mijail Matiushin, el espectáculo que se representó en 1913 en un teatro de SanPertersburgo se acercó mucho a lo que hoy conocemos como performance. Los diseños que realizó Kasimir Malévich para este trabajo apuntaron ya hacia la aparición del suprematismo. La muestra se completa con varios óleos representativos de la pintura suprematista, apartado que incorpora un buen número de dibujos.
También están presentes once «arquitectones», la versión arquitecto-escultórica del suprematismo. Algunos de estos elementos se exponen por primera vez, debido a su delicadeza. Hay elementos originales y algunas réplicas realizadas por el Centro Georges Pompidou en 1989, a partir de dibujos y fotografías. La subdirectora de la galería Tretiakov de Moscú, Irina Lebedeva, explicó ayer en Bilbo que Malévich utilizó el yeso para realizar estas esculturas. Con el paso del tiempo, la mayoría de éstas no se han conservado.
La selección de obras que acoge el Museo de Bellas Artes de Bilbo da cuenta, en su parte final, del retorno del artista ucraniano a la figuración y a la iconografía campesina. ‘‘Cabeza de campesino’’ y ‘‘Deportistas’’ son dos de los lienzos que se exponen, demás de dibujos a lápiz sobre papel.
Guardado en vitrinas, hay también material documental, como el testamento manuscrito del artista o su pasaporte.
Irina Lebedeva señaló que Malévich permaneció en el olvido durante largo tiempo. De hecho, dijo, «no hace mucho que se ha comenzado a estudiar su producción artística».Es por ello que uno de los motivos de esta exposición, promovida por el Museo Estatal de San Petersburgo, es dar a conocer su obra fuera de Rusia. Sobre el contenido de la muestra, incidió en que, vistos los inicios, «era bastante difícil imaginar que Malévich daría un salto tan grande», tal y como queda de manifiesto en la exposición.