BURDEOS
El Tour de la anarquía, el de la sucesión de Armstrong, disfrutó en Burdeos de su primera jornada de descanso y reflexión, ya que desde antes de su comienzo las noticias han sido, primero polémicas y luego inesperadas, de manera que no existe pronóstico.
El primer día de descanso llegó como una bendición para los corredores, que tuvieron tiempo para realizar un ligero entrenamiento de unas tres horas y luego para ver a la familia, dedicarse al paseo o descanso.
Un pelotón que vive momentos difíciles en este año de transición, no se sabe hacia dónde. El primer Tour de la era post Armstrong empezó con la exclusión de los favoritos Basso, Ullrich y Vinokourov, y de algún que otro candidato al podio, como Mancebo.
A la tercera jornada se marchó con la clavícula rota Valverde, y después se pasó por las exhibiciones de McEwen, con tres victorias, y a la sorprendente contrarreloj de Rennes, donde los favoritos no aparecieron, a excepción de Landis.
El examen de la montaña
Los Pirineos llegan mañana, segundo examen para un convulso pelotón que a partir de ahora centrará la atención de la afición en general una vez que el fútbol, tras la victoria a los penaltis de Italia sobre Francia, ya es historia tras el reciente Mundial. Las etapas de mañana y el jueves harán otra selección de candidatos. La primera de ellas, entre Kanbo y Pau no tiene final en alto, pero ofrece la subida del Soudet (14,7 kms. al 7%) y de la Marie Blanque (9,3 kms. al 7,7%), la segunda será la gran etapa pirenaica del Tour con cinco puertos: el mítico Tourmalet, Aspin, Pereysourde, Portillon y la línea de meta en Pla de Beret, estos dos últimos en territorio catalán.
Más tarde llegarán los Alpes, presumiblemente ya con la lista de aspirantes a suceder a Armstrong definida. En caso de duda, decidirá el Alpe d’huez, la Toussuire y Morzine, en jornadas de gran dureza.
Esta es la tesitura del ciclismo actual. El Tour 2006 será el del año cero.