Mikel Arizaleta - Traductor
Setenta a�os
Hoy hace setenta a�os que en el Estado espa�ol se dio un golpe militar contra la II Rep�blica. La bota militar de los golpistas origin� una larga guerra de tres a�os y miles de muertos. Y la derrota de los republicanos supuso 40 a�os de dictadura y fascismo. En palabras del historiador Juli�n Casanova: �las victorias militares en las guerras civiles van casi siempre acompa�adas de masacres, genocidios, abusos impunes de los derechos humanos y otras mil atrocidades�. Hab�a que desinfectar el solar patrio y la purga dur� cuarenta largos a�os. Y fue as� de cruel.
Y a partir de 1975 treinta a�os de �tutti frutti�, de estado bananero, de Su�rez..., Felipe, Aznar y Zapatero, del que todav�a no hemos salido. Quien es abertzale y de izquierdas y naci� en el 36 lleva setenta a�os preso en su tierra.
Yo nac� en Navarra, en una familia requet� en la que se le�a �El Pensamiento Navarro�. O� de peque�o que en un campo, junto a la carretera, los requet�s asesinaron una noche del 36 a un se�or rojo. Y, como fue malenterrado, sus huesos aparec�an de vez en cuando, como recuerdo y denuncia, al sembrar el trigo o la remolacha.
Luego, m�s tarde, le� en el hermoso y terrible libro �Navarra 1936� de Altaffaylla, en la p�gina 386, que el asesinado en la tiniebla era Hip�lito Indart, nacido en otro pueblecito diminuto navarro, en Eguaras. Los de Sarasate, por entonces, �ramos de misa de domingo y rosario casi a diario, de bacalao de la Pysbe y abadejo del t�o Jos� los viernes de cuaresma y, en ideas, de El Pensamiento Navarro. Y, claro est�, aprendimos mentiras en la escuela y en la vida. Nos hablaban de Franco, de Queipo de Llano, de Sanjurjo y Mola, de Jaime del Burgo... Est�bamos gobernados por un pu�ado de asesinos y matones.
No fue ni la escuela, ni el cura, ni el Pensamiento navarro ni, tampoco, la familia.... A m� ETA �a la que algunos llaman banda� me descubri� que Euskadi es un pueblo, una naci�n. En aquel entorno mi madre olvid� su euskera de Iriberri. El PNV yac�a desde a�os dormido y, como siempre, tarde, me enter� del PCE, de la CNT, del Jagi-jagi y del ANV de la Rep�blica por algunos libros de cuarto trastero y por conversaciones con gente marginada. Me hablaron del PSOE de entonces gente desilusionada con el PSOE de hoy.
Soy agradecido. A m� ETA me abri� los ojos. Y comenc� a mirar la historia de otra manera, sin anteojos y no al dictado. Y descubr� a los libertadores y a los opresores de Euskal Herria. Porque ya es hora, como dice el historiador Lorenzo Espinosa, de que �hablemos de la participaci�n vasca en la guerra como nacionalistas y no como colaboradores sacrificados del gobierno de Espa�a�.
He asistido a distintas charlas de familiares e historiadores, revindicando �la memoria de lo ocurrido� �C�mo fue posible tanta crueldad y tanta muerte? Mi t�o Jacinto �un campuzo en barbecho� muri� matando vascos en el monte Kalamua de Markina, enardecido por la soflama de Mola y el apoyo de la Iglesia. El mundo faccioso campeaba por Europa: Hitler, Mussolini, Franco... con la bendici�n de P�o XII y sus obispos cruzados. Y en Navarra, donde no hubo guerra pero s� gran matanza roja, los revoltosos ense�aron sus ideas, su �tica y su hombr�a asesinando a 3.000 y muchos en cunetas, simas y paredones.
Eso s�, como dec�a Jos� Garc�a Carranza, colaborador de Queipo, y lo confirmar�a Gumersindo de Estella en su Diario de c�rcel: �nosotros hemos fusilado a muchos, es verdad, pero confes�ndolos y comulg�ndolos, y ellos, no. Ya ven ustedes la diferencia�. Efectivamente, dos balazos en un ribazo y �pa Cristo un credo� era su despedida. Juli�n Casanova en su libro La Iglesia de Franco lo ilustra con detalle.
Soy de los que he tenido que leer la historia de delante atr�s y llenar el vac�o de una instrucci�n mendaz, he revisado la revuelta militar a posteriori. Fui de los que entend� a Franco desde Pinochet, la proliferaci�n de monjas en la posguerra desde el secuestro de ni�as a padre rojos..., a Isidro Goma... desde Rouco Varela, a Jos� Antonio... desde Aznar, a Felipe Acedo Colunga... desde Fungairi�o.
He visto el miedo, el hambre, el silencio, los ojos de espanto de aquellas gentes en los rostros del campo de concentraci�n del Guant�namo. Y la c�rcel de Abu Ghraib me ha sonado muy cercana, sus quejidos y torturas tienen tonos y semitonos parecidos a los de las comisar�as de la guardia civil espa�ola y la ertzaintza. �La misma maldita tortura de los mismos torturadores cabrones!
Y viendo la actuaci�n criminal de libro de Bush y su USA comprendo las historias de la Edad Media y la de los emperadores absolutistas y criminales de anta�o; observando la hipocres�a y el silencio c�mplice y asesino de los gobiernos europeos y la ONU ante guerras interesadas y grandes matanzas actuales..., viendo el antisemitismo de Israel en contra de los palestinos... entiendo cada vez m�s Auschwitz, Dachau y las bestialidades de la Primera y Segunda Guerra Mundial; viendo a te�logos zarandeados y castigados en nuestros d�as, como Marciano Vidal, Hubertus Mynarek o Karlheinz Deschner, entiendo la Inquisici�n, el porqu� Giordano Bruno fue a la hoguera y por qu�, a pesar de todo, siguieron ta�endo las campanas de la Iglesia y abiertas las puertas de las Universidades. Igual que la gente de anta�o tambi�n yo me pregunto por qu� nuestros gobernantes siguen siendo hoy tan criminales, tan mentirosos y cobardes. Y como a Mart�n Niem�ller, aquel de los versos: �cuando los nazis vinieron a por los comunistas/ me call�/ yo no era comunista... Cuando vinieron a por m�/ fue ya tarde�, tambi�n a m� me indigna el silencio espeso de muchos hombres y mujeres de nuestros d�as, me asquea mi propio silencio de iniquidad ante la gran masacre de nuestros tiempos.
No, la historia criminal del cristianismo, por desgracia, no es ninguna boutade ni, tampoco, agua pasada. Como nos muestra el golpe de Estado del 36, �la Iglesia cat�lica espa�ola pas� factura a los rojos y consum� una larga y cruel venganza. Nada de ejemplar hay para ella en ese pasado� por mucho que siga beatificando a �sus m�rtires de la Cruzada�.
Setenta a�os dan para mucho, tambi�n para pensar y hacer balance. Al escribir estas letras observo a Huda, esa ni�a palestina hu�rfana de 11 a�os. La rabia y el sionismo de Israel han asesinado a toda su familia en una playa arenosa de Gaza. Me siento como paralizado, impotente, resignado, indignado ante tanta masacre, ante tanta sangre vertida en todos los rincones del orbe. La guerra mata, enloquece la raz�n humana y deshumaniza a la mujer y al hombre. Y aunque es verdad que los antrop�logos recuerdan que no hace mucho bajamos del �rbol, nuestra crueldad sigue siendo de malas bestias, arrastramos siglos y regueros de inhumanidad.
La misma mentira y maldad de Franco y la Legi�n C�ndor, que en el 37 se hicieron patente en la destrucci�n de Gernika y sus gentes, se han hecho en Irak guerra, masacre, tortura y dolor mediante Bush, Blair y Aznar. Una nueva guerra: la misma mentira, el mismo lamento, las mismas l�grimas amargas de hombre, mujer y ni�o, los mismos criminales de siempre pase�ndose por las calles de nuestras ciudades y escupiendo mentiras. Un mundo, que se retuerce de dolor agudo, y ese silencio sonoro e insolente, eco cobarde de una humanidad enmohecida. �Y nosotros, otra vez leyendo la historia a posteriori? �Escuchando el dolor del ayer en el lamento del hoy? Es verdad, muchos hemos entendido la revuelta militar del 36 a la luz de im�genes de dolor, sangre y desconsuelo posterior. Pero cabe otra soluci�n: Escupamos a los criminales, arroj�mosles a la papelera de la historia y labremos nuestro futuro, un futuro humano para las gentes desde la racionalidad y no desde la impotencia y el silencio.
�Construyamos el ma�ana desde un hoy activo, humano, racional y solidario; y expliquemos el futuro con una sonrisa de vida y fiesta y no desde una mueca de desprecio y muerte!, es el grito, que nos lanza Emilia de la Bodega, la amuma de los presos pol�ticos vascos, desde su atalaya nonagenaria de 18 de julio en este proceso abierto a la esperanza. Este 70 aniversario es un pu�o en alto contra la barbarie de entonces y de ahora. Un grito de humanidad y un compromiso de vida. -
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