Por edad
En todas las constituciones democráticas se especifica que a nadie se le puede discriminar por su sexo, religión o edad. En todas las sociedades se sigue discriminando por las tres circunstancias. Quizás por edad sea la que tienen mayores visos de cumplirse constantemente los rasgos discriminatorios. Cuando eres niño, quieres hacer cosas de los mayores, que no te dejan. Cuando empiezas a tener vello en algunas zonas de tu cuerpo, te sientes desesperadamente discriminado porque siguen tratándote como a un niño. Cuando eres joven, quieres ser adulto. Y ahora, la juventud es un estado burocrático, que puede durar eternamente. Hay muchas posibilidades de que seas un jubilado sin haber sido un adulto en toda la extensión de sus significados antes de las hipotecas, según el euribor. Ahora, la discriminación por edad llega a TVE. En la reconversión que han pactado con los sindicatos pactistas, en una primera instancia voluntariamente, y después, obligatoriamente, todos los mayores de cincuenta años que pertenezcan a la plantilla van a ser dados de baja. Es decir, además de ser dudosamente constitucional, esta disposición es un suicidio, una descapitalización en toda regla, porque si alguien está haciendo en el ente público estatal una televisión pública digna de su nombre son algunos mayores de cincuenta años. Que se pueda quitar por un decreto a Georgina Cisquella de hacer “Miradas 2”, o que Antonio Gasset no aparezca una vez a la semana para alegrarnos un poco la biografía en “Días de cine”, para hablar en extenso, críticamente, de festivales películas o creadores de filmes, es una vergüenza. Algunos profesionales es cuando están en su mejor momento. Es cuando la experiencia acumulada, lo que han aprendido en el propio ente, se puede poner al servicio de la sociedad. Cercenar a unas generaciones por edad es un crimen de lesa cultura televisiva. Está muy bien que entre savia nueva, ideas, energías, pero fundidas y mezcladas con la sabiduría. Hasta las cadenas norteamericanas, las más capitalistas, mantienen a conductores de programas o noticiarios hasta la edad provecta porque saben que es capital colocado en valor. Aquí cortan la historia por decreto. -
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