Oriente Medio en llamas
Lo que no es lo mismo ni en la guerra
No es lo mismo ser un judío residente en Nazaret que ser un palestinode la misma localidad a la hora de ser «protegido» por Tel Aviv. No es lomismo que los bombazos le sorprendan a uno en el lado de los «malos» que en el de los «buenos». No es lo mismo informar para un medio árabe independiente que para uno occidental, «independiente» a su modo... La destrucción consentida, casi jaleada, de Líbano y Gaza está aportando historias que dejan en muy mal lugar a los poderosos.
Los habitantes palestinos de Nazaret protestaron ayer, tras la muerte de varios niños en la ciudad por el impacto de un cohete Katiusha, por la falta de sirenas y refugios antiaéreos. Denunciaron la falta de medidas por parte del Ejército para evitar que les alcancen los proyectiles disparados desde Líbano. Asimismo, apuntaron que todas las instrucciones de la comandancia de la retaguardia del Ejército israelí, responsable de la población civil durante un conflicto bélico, son emitidas únicamente en hebreo, lengua que no todos los palestinos con pasaporte israelí entienden.
· Contra Canadá e Israel. Familiares de los siete canadienses que murieron el domingo pasado en Líbano por fuego israelí cuatro de ellos de entre uno y siete años criticaron con dureza la actitud de los gobiernos canadiense e israelí para con los civiles libaneses. La familia Al-Akhrass, que reside en Montreal, había acudido a Líbano para pasar sus vacaciones. Maysoun al-Akhrass denunció el lunes que «nadie en los medios de comunicación ni Stephen Harper (el primer ministro canadiense) han apoyado a Líbano, nadie está diciendo la verdad. Estas personas son inocentes como tú y como yo». «Israel está bombardeando inocentes civiles y no lo deberíamos aceptar», añadió, recogiendo el sentir de muchas personas evacuadas estos días que han expresado su indignación, aunque los grandes medios de comunicación no les hayan hecho caso.
· Al Jazeera molesta. La Policía israelí detuvo el lunes en Jerusalén al corresponsal de la cadena árabe de televisión Al Jazeera por segunda vez en 48 horas. La Policía no hizo comentarios al respecto. Al Omari ya había sido arrestado en la ciudad de Haifa. Las autoridades israelíes y los medios locales han acusado a la televisión de mostrar localizaciones de seguridad que podrían ser usadas por Hizbula para lanzar más misiles, lo que niega la cadena. En una prisión israelí, los carceleros israelíes ya no permiten a los presos políticos palestinos que vean cadenas árabes. Sólo les dejan ver la televisión de la fuerza ocupante. Les quieren ignorantes de lo que pasa. Y desmoralizados. Los prisioneros han reaccionado con una huelga de hambre.
· Evacuación neoliberal. Los estadounidenses que sean evacuados no serán obligados a pagar los gastos, según tuvo que anunciar ayer el Gobierno de Bush tras la oleada de protestas originada por la medida decidida en principio. Estados Unidos, que tiene en Líbano a unos 25.000 ciudadanos, pretende repatriar a unas mil personas cada día, para lo cual ha contratado cinco naves comerciales y ha enviado a tres barcos anfibios de la marina. Con su idea inicial de evacuar sólo a los que paguen, la Casa Blanca se habría ahorrado un dinero con el que podría financiar más cómodamente las bombas israelíes. Antes de la invasión de Irak, el equipo de George W. Bush ya aireó planes para hacer de la operación militar algo «rentable». También demostraron capacidad de ahorro a la hora de socorrer a la población negra de Nueva Orleáns antes y después del paso del huracán Katrina. Esta vez han reculado.
· Los «sin país». Decenas de miles de personas abandonaron Líbano desde que comenzó la agresión israelí. Centenares de estadounidenses, franceses, británicos y ciudadanos de otras nacionalidades se agolpaban ayer en el puerto de Beirut a la espera de embarcarse de regreso a sus países, mientras helicópteros norteamericanos y franceses supervisaban desde el aire la operación de evacuación. Sin embargo, decenas de refugiados de Somalia, Eritrea, Irak o Sudán, acogidos por el Gobierno libanés, se concentraban en la sede del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Beirut para poder abandonar el país en proceso de destrucción, lo que es difícil porque no pueden volver a sus países y no tienen un gobierno que les ayude.
· Arrogancia. Los medios de comunicación más pro israelíes recogen sin disimulo la satisfacción de Tel Aviv porque la nota del G-8 emitida en relación a la agresión israelí es el texto más favorable a sus tesis en mucho tiempo. Sostienen que Washington ya ha dado su visto bueno a los gobernantes de Israel para que maten al líder de la resistencia libanesa, Hassan Nasrallah. -
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