¿Puede Patxi López garantizar lo que dice?
El diálogo es un valor en alza y los partidos siguen publicitando sus reuniones para la conformación de un foro multipartito en el que abordar la normalización democrática de Euskal Herria. La foto principal de ayer fue la de la reunión entre PSE y PNV. Patxi López mantuvo un encuentro con Josu Jon Imaz y a la salida no perdió la oportunidad de volver a agradecer a los jeltzales «su apoyo al proceso de paz, al Gobierno y al presidente del Gobierno». En sus alocuciones, ambos hablaron más de los futuribles que de los pasos concretos inmediatos. Entre esos futuribles se encuentra el cómo gestionar el acuerdo que salga de la mesa de partidos. Imaz apostó por su incorporación inmediata al ordenamiento jurídico del Estado español. López abogó por su paso por las Cortes, donde si se lleva un pacto entre diferentes «no habrá problemas» para su aprobación, «porque todos defenderemos lo mismo, también en Madrid». El resultado de la mesa debe ser un acuerdo amplio entre la representación de la pluralidad de la ciudadanía vasca. A la vista está que lo ideal es, como dice Imaz, que lo aprobado en Euskal Herria fuera directamente aceptado. Pero cabe suponer que será preciso algún tipo de negociación con Madrid sobre su ejecución. En ese caso, ¿puede López garantizar que lo aprobado en la mesa será defendido conjuntamente y respetado por el PSOE? Aunque aquí no se habla de reforma estatutaria, el ejemplo catalán todavía pesa mucho. -
Trabajar es casi tan mortal como conducir
En lo que va de año al menos 54 personas han muerto en su puesto de trabajo. Se trata de una cifra inicial extraída de las estadísticas oficiales y de la contabilidad propia de este diario. La experiencia marca que ese número crecerá cuando los estudios sean debidamente completados. En el mismo periodo de tiempo, las fallecidos en accidente de tráfico son apenas 24 personas más. Si se atiende a cuántas personas hay conduciendo al día y cuantas trabajando, la comparación resulta escalofriante. Sin embargo, mientras hay una conciencia social generalizada sobre lo peligroso que resulta conducir y las múltiples precauciones que deben adoptarse antes de ponerse al volante de un vehículo, no existe una conciencia similar sobre la peligrosidad de trabajar. Probablemente tenga mucho que ver en ello la evidencia de que mientras la autoridades públicas destinan grandes esfuerzos a tratar de reducir los accidentes de tráfico lo que incluye campañas de concienciación, fuertes reformas legales, amplia presencia policial y toda una estructura destinada a la represión de las infracciones no hacen lo mismo con los llamados accidentes laborales. Por ejemplo, las autoridades intervienen en todos los accidentes con heridos que se producen en las carreteras. Por contra, apenas intervinieron en un tercio de los accidentes con baja que se produjeron en los puestos de trabajo. ¿Será que es menos importante morir en el puesto de trabajo que en la carretera? La Administración tiene la palabra. -
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