Victoria Mendoza - Psicoterapeuta
Terapias sociales
Algunos de los temas de los que me gustaría hablar son, por ejemplo, de cómo dejamos pasar el tiempo sin disfrutar de la familia, de los hijos, de la pareja, del duelo ante cualquier tipo de pérdida, de los conflictos emocionales en niños y jóvenes, de los celos obsesivos, de proyectos de vida, en fin, que temas hay muchos, pero no es lo mismo analizar desde el punto de vista social o político que desde un punto de vista psicológico. Por ejemplo, hablar de la inmigración desde un punto de vista social y político nos permite ver que hay guerra y miseria, que siguen invadiendo, saqueando nuestros países, que hay corrupción y una gran inseguridad ciudadana y que estos son algunos de los motivos por los que decidimos emigrar, pero muchas veces no logramos entender ni comprender lo que se siente al emigrar y ser inmigrante, los miedos, las inseguridades, los esfuerzos y logros, la insatisfacción y la impotencia, la rabia o la decepción, la apatía o la resistencias, los sueños y las pesadillas. Esto mismo pasa con presos y torturados, ya que no es lo mismo un análisis social y político que un análisis psicológico, mucho menos que un proceso terapéutico. Tanto en el tema de la inmigración como en el tema de presos políticos y torturados debe haber un trajo intenso y constante social y político, debemos denunciar y luchar para que no se sigan cometiendo tantas injusticias, pero tampoco debemos descuidar la atención psicológica a presos y torturados y a sus propias familias, debe haber un espacio de reflexión, de puesta en común acerca de lo que les está sucediendo, un espacio donde se pueda compartir todo tipo de sensaciones y emociones desde la rabia, impotencia, desesperación, hasta la esperanza o la ilusión. El problema en las culturas europeas, y concretamente en la cultura vasca, es que, además de ser colectivos con personalidades más racionales e intelectuales, son culturas menos expresivas, es muy fácil pasar largas horas debatiendo sobre política, pero no es tan sencillo un trabajo terapéutico en el que hay que conseguir que las personas conecten con emociones no reconocidas, ocultas o reprimidas, por creer que demostrar las emociones está de más. Hay prejuicios acerca de los psicólogos y la terapia, pero también hay un miedo natural de conocer emociones que nos pueden hacer sufrir. El problema es que si no trabajamos con ello no podemos decir que ese tema ya está trabajado o controlado psicológicamente. Primero habrá que reconocer nuestras resistencias, hablar de nuestra situación y nuestras emociones y decidir cómo a partir de la experiencia podemos seguir luchando social y políticamente de una manera más madura y centrada. -
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