Andrés Krakenberger Larsson - Coordinador de Amnistía Internacional de Euskadi y Navarra
Deben sentir la presión de todos y de todas
Según un teletipo de la agencia France Presse que acaba de llegar a mis manos, los enfrentamientos entre Israel y Hizbula han ocasionado la muerte a 548 personas en el Líbano y a otras 51 en Israel desde el 12 de julio. De los 548 muertos en el Líbano se contabilizan 465 civiles, 30 militares y gendarmes, 41 milicianos de Hizbula, seis combatientes de su aliado chiita Amal, cuatro observadores de las Naciones Unidas, un miembro de la FINUL y su esposa. Según la misma fuente, estas cifras mortales no incluyen a 74 civiles que siguen sepultados por los escombros en la región de Tiro. Al menos 868 civiles y 84 soldados y gendarmes libaneses han resultado heridos, además de 8 soldados de la ONU, según un recuento parcial de AFP a partir de fuentes policiales y hospitalarias. Los enfrentamientos han dejado más de 800.000 desplazados y han provocado la evacuación de más de 90.000 extranjeros. Un balance oficial señala 750 muertos. Siempre según la AFP, en Israel han muerto 18 civiles víctimas de los cohetes de Hizbula y 33 militares desde el 12 de julio, y se han registrado 418 heridos, según el ejército. Las pérdidas materiales en el Líbano, se deben a la destrucción de instalaciones militares libanesas como cuarteles, bases de servicios secretos, bases marítimas, bases aéreas, estaciones de radar libanesas (según Israel) y depósitos de armamento. También se han destruido instalaciones de Hizbula, como el domicilio, oficina y cuartel general de su líder, Hassan Nasrala, en la periferia sur de Beirut; y oficinas de ese partido en Beirut, Baalbeck y Chmestar. Pero también se han destruido infraestructuras indispensables para la vida de los civiles, como al menos un centenar de puentes, carreteras y autopistas, el aeropuerto de Beirut, puertos como el de Beirut y otros. El puerto de Biblos sufre una marea negra después de la destrucción de depósitos de carburante. No han quedado exentos de destrucción símbolos religiosos como la mezquita del imán Alí en Baalbeck, domicilio del jeque Mohammed Yazbeck y centros de oración. Pero, sobre todo, se han destruido decenas de miles de viviendas y otros inmuebles, así como centrales eléctricas, la torre de agua de Saida, gasolineras y camiones. El bombardeo de la central eléctrica de Jiyé (sur), el 14 de julio, ha provocado otra marea negra más en el Mediterráneo. Centenares de comercios y fábricas, antenas de televisión, radio y telefonía han sido destruidas. Cuando por fin haya un alto el fuego, buena parte de los desplazados no podrán, sin más, retomar sus vidas, porque se puede afirmar que el Líbano ha quedado destruido como país. En Israel, las ciudades de Haifa, Nazaret, Tiberias, Carmiel y San Juan de Acre han sido blanco de lanzamientos de decenas de cohetes de Hizbula, que han dañado edificios y residencias. Tampoco debemos olvidar que la crisis humanitaria se agrava por momentos en la Franja de Gaza, con consecuencias cada vez más graves para el millón y medio de palestinos que viven en esa región. La escasez de medicamentos, alimentos y combustible está empeorando como consecuencia de los cierres reiterados y prolongados impuestos por Israel en los pasos fronterizos. Desde la destrucción de la central eléctrica y de la red de suministro de agua de Gaza por las fuerzas israelíes la mayoría de los habitantes palestinos sigue sin electricidad y agua la mayor parte del tiempo y la situación se ve empeorada por la escasez de combustible, necesario para alimentar generadores de electricidad y bombas de agua. No podemos quedarnos de brazos cruzados ni un minuto más. Y tenemos recursos al alcance de nuestra mano. Hay que poner fin inmediatamente a los ataques contra civiles e infraestructuras civiles. Se trata de infracciones flagrantes del derecho internacional humanitario y constituyen crímenes de guerra. Todos podemos exigir el fin de los ataques a civiles a todas las partes involucradas en la crisis de Oriente Próximo. Amnistía Internacional, en su página web http://www.es.amnesty.org/actua/ nos proporciona una forma de hacerlo, enviando un mensaje en nuestro nombre al Gobierno israelí, al Gobierno libanés, la Autoridad Palestina, Hizbula y los grupos armados palestinos. En el momento de acabar de redactar este artículo de opinión 93.500 personas ya habíamos firmado este mensaje. Cuando se lea este artículo habremos superado sin duda los cien mil, y espero que incluso bastante más. Necesitamos, sin embargo, también la firma de cuantas personas lean este artículo. Otras ciberacciones de Amnistía Internacional han marcado la diferencia. Esta tiene que ser la que contribuya a crear la presión que desemboque en un alto el fuego lo antes posible y que haga sentir a las partes en conflicto la sensación de que conocemos y documentamos sus actos constitutivos de crímenes de guerra. Debemos recordar a los perpetradores que la justicia internacional será lenta pero, con la presión de todos y todas, será implacable. Lo hemos conseguido en otros casos. Con tu presión lo conseguiremos en éste también. -
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