Los Cursos de Verano evocan la figura de José de Arteche
María Teresa Echenique, catedrática de Filología Española de la Universidad de Valencia, presentó ayer una ponencia en los Cursos de Verano de la UPV sobre José de Arteche, coinci- diendo con el centenario del escritor azpeitiarra. Echenique mostró su satisfacción por poder participar en «un acto de justicia» a la memoria de «uno de nuestros más grandes autores».
DONOSTIA
José de Arteche (Azpeitia, 1906-Donostia, 1971) fue, sin duda, una figura clave de la cultura vasca, al menos en Gipuzkoa, prácticamente a lo largo de todo el franquismo. Sin embargo, apenas tres décadas después de su muerte, su referencialidad es muy escasa, al go lamentable, en opinión de María Teresa Echenique, para quien Arteche fue «un gran intelectual» y «uno de nuestros grandes escritores».La catedrática de la Universidad de Valencia afirmó que Arteche a quien, entre otros méritos, atribuyó haber sido «el creador de la etnología vasca» fue referencia obligada en las letras del país, pese a que escribió sobre todo en castellano. «Fue un gran intelectual vasco de la posguerra», dijo Echenique. Al respecto, citó a Aranguren, para quien lo propio del intelectual es «advertir de los peligros que nos acechan y señalar los caminos que deberíamos seguir», y a Ignacio Sotelo, para quien el intelectual «habla desde su subjetividad, entendida como individualidad intransferible, soledad interior». En opinión de Echenique, a la luz de las palabras de Aranguren y Sotelo, Arteche sería un intelectual típico.
Católico y vasco Recordó que fue un autodidacta, un «erudito esforzado», que dejó una obra muy prolífica. Sus trabajos más conocidos son sus biografías sobre vascos ilustres, como Saint-Cyran, San Ignacio, Urdaneta o Legazpi. Pero seguramente la clave para entender su pensamiento está en las biografías sino en la autobiografía “El abrazo de los muertos”, sobre sus vivencias durante la Guerra, que hizo en el bando franquista, a pesar de que había sido miembro del Gipuzku Buru Batzar del PNV. Al respecto, Echenique afirmó que Arteche era «un hombre de concordia, un intelectual sin entrenamiento alguno para afrontar la violencia».
Añadió que sus principales señas de identidad fueron ser católico y vasco. «Fue un profundo conocedor del alma vasca. En el canto al País Vasco, un canto que él hizo en todas sus obras, Arteche tiene un lugar privilegiado», concluyó.
Escribir, como «apostolado»
DONOSTIA En la jornada de los Cursos de Verano dedicada a la figura de José de Arteche, el escritor Santiago Aizarna aseguró que el estilo propio fue una constante en la obra del azpeitiarra. «La interacción comunicativa con el lector dijo fue la que lo guió en todo momento; en su condición de escritor, había un sacerdocio, el espíritu del apóstol. De ahí que su escritura, tendente siempre a lo más directo, a lo más eficaz, le exigiera esa parquedad de una prosa libre de cualquier floritura, porque el apóstol tiene que hablar en la lengua del pueblo. No le preocupaban ni el desfase temporal ni el espacial en la comunicación, sólo la comunicación en sí». Santiago Aizarna recordó que a José de Arteche le gustaba recrearse en frases sentenciosas tras un periodo de reflexión, como «perdonar es cosa de valientes». Destacó, asimismo, que en las obras del azpeitiarra son habituales los vasquismos subyacentes. Puso como ejemplo la oración «el último día del mes, Carquizano estaba aún sin poder llegar al punto de su destino», como eco de la expresión «iritsi ezinik».
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