BILBO
Marijaia reina en su Olimpo del Arenal, al que ayer al mediodía arribaron gigantes y cabezudos acompañando a Gargantúa, que cruzó las aguas del Ibaizabal arrastrado por una pareja de bueyes, debidamente ataviados para la ocasión por su dueño, el sondikarra José Luis Lopategi.
Siguiendo la tradición, pocos minutos después de las 11.00 arrancaba desde la Gran Vía la comitiva festiva que acompañaba a Gargantúa a los sones de txistularis y gaiteros. Para entonces eran ya decenas los pequeños que aguardaban al personaje que ideó el bombero Etxaniz basándose en el comilón que creó el cirujano y monje galo François Rabelais.
Encabezaban la marcha los «temidos» kilikis, que «aterraron» a más de uno y fueron origen de carreras por esta arteria principal de la villa. Detrás, por este orden, Don Terencio y Doña Tomasa, El Aldeano y La Aldeana, El Ferrón de San Francisco y La Cigarrera de Solokoetxe, El Marino y La Sirguera, cerrando las parejas de gigantes, los más «jóvenes», Pichichi y su amada Mina. Faltaron a su cita con el comeniños El Inglés y La Bilbainita, así como Zumalakarregi e Isabel I. La razón, que el Consistorio bilbaino no dispone de una comparsa de gigantes y cabezudos estable, lo que motivó ayer que los hermosos grandullones tuvieran que quedarse en los almacenes municipales.
Mientras el concejal de Cultura, el jeltzale Jon Sánchez, centraba sus esfuerzos en conseguir un grupo con el que completar el cartel de los conciertos musicales de Botica Vieja, tras la caída de Prodigy y Madness después, se olvidó de uno de los iconos de Aste Nagusia, la comparsa de gigantes y cabezudos, para desgracia de niños y niñas, así como de los amantes de las fiestas de la villa de Don Diego.
No fueron pocos los que ayer se percataron de la falta de una parte de los gigantes del Consistorio bilbaino, que no pudo ser tapada por la incorporación de un nuevo cabezudo, iniciativa impulsada por la comparsa Moskotarrak. «No hay derecho», espetaba una asidua a las kalejiras de gigantes y cabezudos en las matinales de Aste Nagusia, mientras otras personas aseguraban que los últimos años los bilbainos y foráneos han podido disfrutar de la comparsa municipal de gigantes y kilikis gracias a «impulsos personales» de aficionados a estos iconos festivos.
«No costaría mucho que los catorce gigantes y los nueve cabezudos estarían en la calle, seguro que menos que alguno de los conciertos ‘estrella’ que se anuncian a bombo y plantillo», apostillaba un joven desde la acera de la Gran Vía. Ayer, cinco parejas de gigantes pudieron salir gracias al esfuerzo de otras comparsas del Botxo, aunque esto no sucederá el último domingo de Aste Nagusia, cuando está convocada una concentración en El Arenal. Entonces, los miembros de Mairuek, Beti Jai Alai y Ondalan bailarán sus gigantes mientras se abre una gran incógnita sobre cuántas de las parejas del Consistorio bilbaino acudirán a la cita. «Si tan poco les ha costado buscar sustitutos para Prodigy y Madness remarcando los 125.000 euros que se embolsarán de las arcas municipales, esperemos que todos los gigantes, los catorce, pudieran salir a la calle. Sería una pena si no lo hacen», apostillaron.
Detrás de la mermada comitiva de gigantes iba un carro cargado de hierba, tirado por otra pareja de bueyes, la de José Angel Bilbao, de Zamudio, y seguido el protagonista del desfile, Gargantúa.
Por aquello de que son las fiestas de Bilbo, mientras un Gargantúa, el más «joven», arribaba al Arenal, el otro, el más «viejo», acompañaba a Marijaia en el muelle de Ripa en la inauguración del Txikigune y Gaztegune, donde dio cuenta entre sus fauces de cientos de infantes, algunos temerosos de sus proporciones descomunales y más de su apetito.
Circo a la orilla del Ibaizabal
Si hace tres años este espacio lúdico se transformó gracias a los poderes de Marijaia en la Playa de Ripa, hace dos años en la Selva de Ripa y el pasado fue un puerto de piratas y corsarios, en esta ocasión el muelle se ha convertido en un circo, no el que se asienta en el parque de Etxebarria.
Allí, de los 0 a los 12 años, los más jóvenes de la villa tendrán a lo largo de Aste Nagusia la posibilidad de adentrarse en el mágico mundo del circo, con la oportunidad de visitar a Marijaia y Gargantúa, mientras encuentran a un domador y sus leones, dos funambulistas, un mago, un trapecista, un forzudo o un equilibrista, a la vez que disfrutan de hinchables, ludoteca, talleres de manualidades, maquillaje y de lengua de signos, camas elásticas o circuito de patines. En la mañana soleada de ayer, en la que se echaba de menos alguna sombra, un pequeño tren fue la atracción de los más txikis.
Los más mayores hablamos de 6 a 12 años disfrutaron del taller de zancos, un circuito de patines y un parque multiaventura, con elementos como puentes de monos, redes, puentes tibetanos, pasos de escaleras o goming, sin olvidar el Circuito de los Sentidos, donde niños y niñas harán un recorrido en el que tendrán que solventar distintas dificultades, que aún hoy en día personas discapacitadas encuentran en su vida diaria.
En este ámbito, el del Gaztegune, la oferta se completa con deporte adaptado con un circuito en bicicleta tándem y otras que se impulsan con los brazos, al igual que las sillas de ruedas para jugar a baloncesto. Todas las actividades disponen de monitores, que están de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00.