Al paso que vamos pronto tendremos azúcar etiquetado como «sin azúcar». Está de moda pretender evitar los azúcares, pero la misma moda está revelando una enorme ignorancia cultural, ignorancia fomentada activamente por parte de la industria alimentaria y por la dejadez de las administraciones que deberían velar por la salud humana. Da gracia ver a personas comprando productos «sin azúcar» y luego comiendo plátanos que contienen un 20% de azúcares, «naturales» pero ciertamente problemáticos si se añaden a un montón más de lo que muchas personas llaman azúcares «invisibles». De hecho, hay sitios en que ya no se etiquetan determinados productos como «sin azúcar», al contener precisamente azúcares naturales, en forma de lactosa, fructosa, etc... La nueva versión es, por tanto, «sin azúcar añadido».

De todos modos, en cualquiera de las versiones, «sin azúcar» o «sin azúcar añadido», también es muy recomendable leer la etiqueta del producto en cuestión. Es muy posible que contenga edulcorantes, algunos de los cuales están prohibidos en algunos países al estar en marcha investigaciones para concretar si son o no cancerígenos.

Pero las prisas en las compras suponen que la mayoría de las personas no leen nunca un etiqueta, y puede haber (y generalmente hay) un montón de azúcar, normalmente añadido, en todo un abanico de productos desde los cereales de desayuno, el jamón york procesado, las salsas de casi cualquier descripción, por no hablar de la manía en añadir azúcares a alimentos como los yogures, etc...

Y luego, claro, puedes comprar algo que parece razonable en cuanto contenido de azúcar natural, y si lo comes crudo lo es. Pero si se cuece, puede tener un mayor impacto en el nivel de glucosa (o azúcares) en la sangre que lo esperado, por la manera de digerir la comida o por la manera de cocción, por ejemplo. Así que una persona puede considerar la zanahoria como elemento de una alimentación equilibrada si lo come crudo, pero en cuanto lo cuece duplica el índice de azúcares en la sangre. Según el resto de su alimentación, esto es o no es un problema.

¿Por qué no se enseñan estas cosas en nuestras escuelas? Hay un problema de salud humana, resultado de la combinación de cambios en las cuantías y formas de azúcares ingeridos. Pero no hay acciones contundentes de las administraciones para anteponer la salud humana a los intereses de la industria alimentaria, principal beneficiaria de estos cambios. -