«El holandés errante» cierra hoy la edición de la Quincena
La ópera de Richard Wagner «El holandés errante», interpretada en versión concierto por la Orquesta Sinfónica de Bilbo, la Coral Andra Mari y el Coro Easo clausurará hoy la 67 edición de la Quincena Musical de Donostia. El director de la sinfónica bilbaina, Juanjo Mena, y los responsables de las dos masas corales guipuzcoanas, José Manuel Tife y Xalba Rallo, presentaron el concierto.
DONOSTIA
El concierto tendrá lugar en el Palacio Kursaal, un espacio que, según Mena, resulta muy apropiado para esta ópera, porque semeja «un gran barco que ancla en medio de la ciudad». Mena explicó que “El holandés errante” es una obra emblemática de Wagner para tocar a modo de concierto por su carácter italianizante y que está «más cercana al melodismo» que otras obras de este compositor. Recordó que su orquesta ya ha interpretado “El holandés errante” este año dentro del programa de la ABAO con un elenco de solistas muy similar al que cantará hoy en Donostia, por lo que se mostró convencido de que la representación tendrá «un altísimo nivel», al que también contribuirá la buena relación personal que mantiene con Tife y Rallo. Destacó además que al tratarse de una ópera en versión concierto, la orquesta no estará en el foso y compartirá escenario con la Coral Andra Mari, que interpretará las voces de los noruegos, y el Coro Easo, que se encargará de las de los holandeses, quienes en la versión representada no salen a escena porque son espectros. El reparto de solistas está encabezado por el barítono alemán Albert Dohmen (el holandés errante), la soprano danesa Eva Johansson (Senta), el bajo Philip Kang (Daland), la mezzosoprano Francisca Beaumont (Mary) y los tenores Jorma Silvasti (Erik) y Angel Pazos (Steurmann). En esta obra la orquesta adquiere una enorme importancia porque Wagner utilizó una sinfónica de proporciones muy superiores a las habituales en aquella época. “El holandés errante”, opera romántica en tres actos compuesta por Wagner, fue estrenada en Dresde en 1843 y, aunque en su primera representación no consiguió el éxito esperado, en la actualidad es una de las obras más representadas del compositor alemán y forma parte del repertorio habitual de los grandes teatros nacionales. En esta obra están presentes muchos de los temas que configuran la poética wagneriana, como la maldición, la redención y el anhelo de muerte como única certeza.
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