Mejores condiciones laborales para ser más productivos
HANOI
La capacidad de Asia para mantener su impresionante crecimiento económico y su ventaja competitiva dependerá, en gran medida, de la capacidad de los gobiernos y de las empresas para garantizar que los beneficios se reparten entre los empresarios, los trabajadores y la población en general, según un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las tendencias económicas y sociales en la región en el que se vincula productividad con mejores condiciones laborales.Puede que el nombre de la empresa Chien Thang Garment Company, situada en Hanoi (Vietnam) no sea muy conocido, pero las marcas que produce sí resultan más familiares: Gap, JC Penny, C&A, Yessica, Zara... El 95% de lo que produce esta compañía se destina a la exportación. Una experiencia de casi 40 años en la confección de prendas de vestir y artículos de cuero y una red de diez fábricas, que emplean a 3.200 personas, confieren a esta empresa estatal una posición privilegiada para sacar el máximo partido de la apertura y expansión de la economía vietnamita. Sin embargo, cuando comenzaron a surgir compradores de Hong Kong, Norteamérica, Corea del Sur y la Unión Europea la compañía Chien Thang empezó a encontrarse con dificultades. Las deficiencias en los procesos de producción establecidos provocaron paralizaciones frecuentes. La estructura de las cadenas de producción, aunque era adecuada para prendas sencillas, como pantalones y camisetas, no podía hacer frente a la confección de las prendas complejas que solicitaban los compradores extranjeros para sus clientes. En 2004, la empresa fue seleccionada para participar en el proyecto piloto del Programa de Mejora de las Fábricas (FIP) de la OIT. El programa fue diseñado tras un amplio estudio sobre los códigos de conducta y las cadenas de suministro de las empresas multinacionales, en el que se destacó la necesidad de integrar los objetivos competitivos y económicos de una fábrica con las prioridades sociales de sus trabajadores, y la importancia de los sistemas de retroinformación, así como de introducir mejoras y resolver los problemas. El atractivo particular del FIP reside en que vincula la calidad y la productividad con las prácticas laborales y la seguridad y la salud en el trabajo, garantizando que las mejoras introducidas en una fábri- ca redunden en beneficio de todos los sectores de la empresa, desde dirección hasta talleres.
Resultados «espectaculares»
El programa se aplicó por primera vez en Sri Lanka en 2002 en la industria textil y los resultados fueron «espectaculares» ya que, de promedio, se redujo más de un 40% el número de artículos defectuosos, mientras que la rotación de la mano de obra y el absentismo disminuyeron, según la OIT, un 26% y un 34%, respectivamente. Sus directivos declararon entonces que se había mejorado la calidad, la produc- ción y la relación entre trabajadores y dirección».Posteriormente el FIP se adaptó a Vietnam con una mayor participación de los trabajadores, la inclusión de fábricas provenientes del mercado interno y otras dedicadas a la exportación y la ampliación de los sectores en los que iba a aplicar. Expertos, trabajadores y directivos señalaron las mejoras a aplicar, que fueron ajustes en los planes de producción, introducción de plazos en los procesos de producción, mejora de la comunicación entre departamentos, integración de dos cadenas de producción y un sistema para controlar la producción hora por hora. Además, se introdujo un sistema de bonificación, se agrupó a los trabajadores en grupos más reducidos y se confirieron más competencias a los jefes de equipo, incluido el control de calidad. Los resultados no tardaron en llegar, se aceleró el flujo de trabajo y se redujo el número de artículos defectuosos en un 37%, y los beneficios fueron «visibles para directivos y trabajadores, ya que en un taller donde la productividad se incrementó un 35%, los salarios aumentaron un 32%».
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