Hay demasiadas revoluciones mediáticas en curso. Es lamentable la devaluación que sufren las palabras, sus conceptos, su utilización publicitaria. Y revolución suena bien. Hasta a los más reaccionarios les gusta hablar de revoluciones pendientes. La última revolución que aparece en los cortes publicitarios es la de una empresa financiera, de las que ofrecen préstamos rápidos a los necesitados. El crecimiento de este tipo de anuncios significa que es un mercado en auge, un buen negocio. Y que deben utilizar las técnicas de propaganda más eficaces para conseguir convencer a quienes a la llegada de las vacaciones se encuentran con la realidad: su tarjeta de crédito totalmente asfixiada. Y un futuro inmediato lleno de libros, ropas, zapatos, y un largo etcétera.

Pero existe entre los anuncios de ahora mismo una supuesta revolución financiera que la simboliza un tipo vestido con traje rojo, camisa encarnada y corbata bermellón. La revolución roja de los créditos usureros. Las contradicciones explotadas para la confusión publicitaria. ¿Podría alguien reclamar ante algún fiscal por utilizar la palabra revolución en vano? Bueno, más que en vano, en capitalismo total. ¿Saben que esos créditos acaban pagándose a unos intereses superlativos? Pero se anuncian como un regalo, como un revolución del interés despendolado. Aseguran que te dan el dinero sin pedir nada, casi automáticamente y lo puedes pagar cuándo y cómo quieras. Mentiras. Lo devuelves multiplicado por porcentajes del treinta por ciento. Un escándalo. Pero seguramente muchos picarán, y es que si te dejas llevar por los anuncios de muñecas, libros, bomberos o abanicos, entre otros, desde luego debes empeñarte con un crédito para atender estas necesidades provocadas.

Lo que no es ninguna revolución es el panel de porcentajes obtenido por las cadenas de televisión durante el mes de agosto. Un mes atípico ya que baja mucho el consumo medio diario de televisión, debido a los desplazamientos vacacionales y a la propia forma de vida de estos días. Sigue mandando Tele 5. Suben ligeramente las televisiones locales. Entramos en el último cuatrimestre, el de la verdad. Sin revoluciones a la vista.-