Lo peor que le puede suceder a un proceso de la entidad que debiera tener el que aquí afrontamos es que el sabihondeo pulule en torno al mismo como las moscas merodean en derredor del rabo de las mulas.Y así nos encontramos con revelaciones prodigiosas cuyas fuentes, por razones obvias, no son citadas. ¡Ay si hubiera obligación de presentar ante notario un sobre cerrado con la identidad de la «fuente»!
Decía Isabel San Sebastián en “El Mundo” que «ETA, crecida y envalentonada, lanza órdagos sin recato al presidente del Gobierno, consciente de tenerle bien cogido por donde más le duele. La semana pasada, sus pistoleros en Francia celebraron una reunión en la que acordaron darle de plazo hasta finales de octubre para comprometerse personalmente y dar pasos significativos en la dirección que le han marcado (mesa de partidos, acercamiento de presos, legalización de facto de Batasuna sin pasar por ventanilla, y alguna declaración inequívoca de su disposición a reconocer el derecho de autodeterminación), so pena de sufrir las consecuencias políticas de un regreso a los atentados mortales». Pareciera que la columnista asistió a tan trascendental y clandestino encuentro, ¿verdad?
Y Julia Navarro, otra veterana en las cosas de la opinión, aseguraba en el “Diario del Alto Aragón” que «Lo que se cuenta es lo siguiente: la banda terrorista ETA está dividida, hay un sector que no está de acuerdo con la manera que se está llevando el proceso de negociación abierto por el Gobierno, convencidos de que no deben de renunciar a nada, y otro sector más pragmático, más predispuesto a llegar a un acuerdo. Entre la izquierda abertzale al parecer pasa lo mismo, hay un sector que quiere regresar a las instituciones y que el proceso de diálogo salga adelante y otro sector que no lo está. Así las cosas el proceso está estancado, y el ministro ha mandado recado a sus interlocutores del resto de los partidos para decirles que como no hay novedades no se reúne con ellos». Pues a ver si se ponen de acuerdo, ¿no les parece?
Y Javier Pradera, en “El País”, se debatía en la duda
perenne:«¿Mantiene la banda su unidad estructural y operativa o tal vez los
eventuales interlocutores de ETA con el Gobierno se enfrentan a un grupo
disidente? ¿Cuáles son los equilibrios internos de Batasuna y hasta qué punto su
dirección se halla dividida?». Con tantas vueltas terminarán mareándose. - msoroa@gara.net