DIA DEL CINE VASCO: JAVIER AGUIRRESAROBE, Premio Amalur
«El cine vasco se consolidará como un cine del país, como es debido»
Debutó como director de fotografía en 1973 con «Rumores de furia», un corto de Anton Merikaetxebarria. Un título ya anecdótico en la abultada filmografía de Javier Aguirresarobe, que suma desde ayer un nuevo galardón, el Premio Amalur a una trayectoria que brilla con luz propia. El técnico eibartarra consiguió hacer un alto en el rodaje de la próxima película de Imanol Uribe para sumarse al Día del Cine Vasco, que le rindió homenaje.
Javier Aguirresarobe nos atiende por teléfono. Se
encuentra en el puerto de Cartagena. Forma parte del equipo que rueda ‘‘La carta
esférica’’, la adaptación para el cine de la obra de Arturo Pérez Reverte que
dirige Imanol Uribe. «Arturo Pérez Reverte es cartagenero y nos ha traído a su
mundo», al otro extremo de la Península, nos cuenta el PremioAmalur, entregado
por completo a este nuevo proyecto.
La labor del director de fotografía suele ser poco valorada, aunque no parece ser su caso, no deja de recoger premios.
La verdad es que tengo motivos para estar feliz. Más que por mi trabajo, estoy contento por las películas en las que he participado. Nosotros somos alguien por las películas que hacemos, no por nuestro propio trabajo. Digo esto porque he hecho algunos títulos bastante interesantes que no han tenido ningún éxito y, en ese caso, yo no he existido.
Recibe el PremioAmalur a su trayectoria profesional en el lugar en el que empezó. ¿Cómo recuerda sus inicios?
Es emocionante. Yo empecé con la cooperativa Lankor. Entre los cooperativistas se hallaban dos personas esenciales: Gonzalo Berridi y Alberto Iglesias. Aquello sirvió para que tres de sus componentes siguiéramos trayectorias firmes desde el punto de vista profesional. Después vinieron los Ikuska, conAntxonEceiza, que también ayudó a forjarnos en lo que fueron los documentales.En la tercera fase vino la incorporación de Imanol Uribe, con ‘‘El proceso de Burgos’’, que fue todo un hito; ‘‘La fuga de Segovia’’, que para mí fue mi primera película, aunque no lo fuera rotundamente; y ‘‘La muerte de Mikel’’, que consolidó todo aquel proceso. Esos fueron los inicios de algo que imagino que habrá servido para que se siga hablando de cine vasco, que ahora seguirá por unos derroteros más genuinos, con películas en euskara, con películas más propias, pero aquel comienzo tampoco es desdeñable.
Ha trabajado también en publicidad. ¿En algún momento se ha visto atraído por otros ámbitos distintos al cine?
La publicidad siempre ha sido un elemento de mi vida profesional.Nosotros somos como los pilotos, tenemos que tener nuestras horas de vuelo.Para mí la publicidad siempre ha sido una escuela, en la que he podido experimentar. En ‘‘Beltenebros’’, por ejemplo, utilicé un sistema que había aplicado en publicidad con cierto éxito.
«Beltenebros» es un título fundamental en su carrera.
‘‘Beltenebros’’ supuso para mí un cambio cualitativo, una mayoría de edad. Pilar Miró fue una directora muy exigente. En ‘‘Beltenebros’’ dimos una vuelta de tuerca desde el punto de vista estético.La película salió impecable.Realmente, es una película de la que me siento muy
orgulloso porque es la primera vez en la que vi que teníamos un elemento
comparable a las películas de otras industrias. A partir de ahí, no es que me
llovieran las ofertas, pero subí un escalafón y empecé a ver todo de otra forma.
¿Hay para usted un antes y un después de «Los otros»?
‘‘Los otros’’ es una película que me ha ayudado mucho, me ha servido para ser considerado ante determinados ámbitos del cine independiente americano, para que productores o directores se hayan fijado en mi trabajo y se hayan puesto en comunicación conmigo. Este ha sido un pequeño avance hacia ámbitos más ambiciosas.
En todo este largo camino, se ha encontrado con Imanol Uribe en varias ocasiones.
Me acabo de reencontar con él, porque después de ‘‘Bwana’’ nos alejamos un poco. Se quedó bastante impactado con ‘‘Soldados de Salamina’’, por la forma de realizarla, y aquí estamos, haciendo una película un poco más salvaje que las anteriores desde el punto de vista de cámara y de luz.
Será un director con el que tendrá un buen entendimiento.
Absolutamente.
No ocurrirá siempre. ¿Cómo se las arregla
cuando trata con un cineasta con una visión distinta a la suya? Generalmente, nos entendemos. Siempre tiene que haber
una complicidad, que supone que, en un momento dado, tú das ideas, el director
las recoge y te proporciona otras. Tiene que haber siempre una conexión, una
comunicación bastante rotunda.
Visualizar lo que el director ha imaginado no será fácil.
No es tan difícil. Sobre todo cuando el director tiene cierta experiencia. Las películas se preparan en base a referencias.Eso es lo que sirve para que sepamos por dónde ir.
¿Sigue siendo la oscuridad el territorio en el que mejor se maneja?
No lo sé.He cambiado un poco. Me he dado cuenta de que hay que tener muy en cuenta a los espectadores y de que hay que hacer también películas que no les incomode. La oscuridad, las luces y sombras un poco exageradas les produce, a veces, inquietud, cuando tiene mucho sentido, pero en otras ocasiones encuentran pesado el aspecto visual precisamente por eso. He levantado un poco la mano. Tenemos que hacer un cine que llegue a todo el mundo, que la gente en la butaca no tenga por qué abrir los ojos desmesuradamente para ver las sombras. Hay que intuirlas, hay una forma de hacerlas igualmente.Antes yo era más radical en ese sentido.
¿Cual diría que es la huella que deja en sus películas?
Yo creo que está en la luz, exclusivamente. En cómo es la luz. En ese terreno, yo tengo una gramática muy sólidamente construida, muy mía.
¿Cómo ha ido incorporando a su trabajo las nuevas tecnologías?
En estos momentos combinamos el negativo tradicional con aspectos digitales. Esto durará unos años porque, obviamente, la industria camina hacia lo digital. No ha ocurrido tan pronto como se pensaba, pero, sin duda, dentro de diez años el negativo será utilizado por muy poca gente.
¿No cree que esa forma de actuar más tradicional tiene un encanto especial?
Absolutamente. Te diré que yo he vivido lo mejor, el mejor momento del negativo, el trabajo exclusivamente en rodaje. Ahora te puedes dejar cosas para que después las terminen digitalmente; antes, eras el artesano que ejecutaba todo según la escena.
El director del Centro Dramático español, Gerardo Vera, asegura que el cine pasa por un momento terrible. ¿Está de acuerdo?
Hay problemas con el taquillaje, con el tema de las películas que tienen su publicidad y las que no. Las películas no se ven como antes, es otro tipo de producto. Como esto es una industria y la película es un juego de mucho dinero, eso es lo que preocupa. No sólo desde el punto de vista de Gerardo, que es un punto de vista creativo, desde un punto de vista de producción es todavía más terrible.
Zinemaldia presenta este año mayor número de producciones vascas en sus secciones principales. ¿Puede ser un buen síntoma?
El cine vasco va a ir progresivamente hacia un punto más propio. Creo que va a ser más saludable que nunca, lo que ocurre es que va a ir poco a poco. Se consolidará como un cine del país, como es debido.
Como espectador, ¿qué tipo de cine es que le gusta?
Me gusta el cine clásico, no me apasiona el cine de acción, es más, me aburre bastante. Me gusta el cine intimista, de los sentimientos. -
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