SECCION OFICIAL: «HANA», de Hirokazu Kore-eda
Más que una película de samuráis,una película contra los samuráis
DONOSTIA
“Hana”, que Hirokazu Kore-eda presentó ayer a concurso en la Sección Oficial, más que una película de samuráis es una película antisamuráis o, tal y como matizó el propio director japonés en la rueda de prensa que siguió a la proyección, una película en pro de «un samurái distinto, un samurái cuya vida no acabe de forma violenta, sino un samurái de corazón humano que sobreviva y se mezcle con la gente del pueblo».Un samurái que, como el protagonista de la película, sea capaz de trocar el oficio de la espada por el de maestro y el odio por amor. Capaz de convertir los excrementos en pasteles de arroz, por utilizar una de las metáforas que más se repiten en “Hana”. El filme está ambientado a principios del siglo XVIII, en un período de paz que había sumido a los samuráis en una profunda crisis y en el que la venganza parecía haberse conver- tido en su única razón de ser. En este contexto, un joven, a quien da vida el actor Junichi Okada, se siente impelido por el código de honor samurái y por los miembros de su clan a vengar la muerte violenta de su padre. Pero algo más que el miedo se lo impide.
La venganza de los 47 samuráis Paralelamente a la peripecia de este joven, Hirokazu Kore-eda vuelve a contar la conocida historia de los 47 samuráis que vengan a su señor. Pero lo hace en tono muy distinto al utilizado por Kenzi Mizoguchi en su película sobre el tema (“La venganza de los 47 samuráis”, 1941), sin duda, uno de los clásicos más conocidos del cine japonés. Pero, si el tono de Mizoguchi era épico, el de Kore-eda es más bien paródico. «Quería presentar a aquellos samuráis no sólo como hombres serios, sino como hombres absolutamente carentes de sentido del humor», subrayó ayer el director de “Hana”, que, aunque es un drama, incorpora elementos de comedia, incluida una música muy «saltarina».
Claro que Mizoguchi rodó su película en plena Segunda Guerra Mundial, mientras que Kore-eda ha hecho la suya después del atentado del World Trade Center de Nueva York. «Mi intención no ha sido en absoluto hacer un filme de carácter político, pero es verdad que, tras el 11-S, las ansias de venganza se dispararon, también en Japón. Eso me hizo pensar en la época en que los samuráis parecían vivir exclusivamente para la venganza. Y decidí hacer una película sobre ello», afirmó Kore-eda.En opinión del director, en Japón, e incluso en todo el mundo, el código Bushido y todo lo relacionado con el honor y el heroísmo de los samuráis goza de gran prestigio y causa admiración. Pero no es una admiración «muy consciente», pues ignora la «parte horrenda» de la muerte. «Los samuráis dice uno de los personajes de la película son como las flores del cerezo, hermosas, pero de corta vida». El «tonto» del pueblo le responde: «Las flores del cerezo duran poco y caen, pero porque saben que volverán a brotar la próxima primavera». A pesar de que la película de Kore-eda es crítica con el mundo de los samuráis y lo que representa, el director no cree que en su país vaya a ser considerada como una herejía ni nada por el estilo. «‘Hana’ es completamente diferente a otras películas de samuráis, pero la gente que la ha visto la aceptado muy bien y espero que así será también cuando se estrene en las salas comerciales». Desde un punto de vista occidental, hablar de una película de este género y recordar “Los siete samuráis” de Akira Kurosawa parece inevitable. Hirokazu Kore-edo reconoció la deuda con el gran cineasta, pero no especialmente con ese título. Reveló, eso sí, que todo el vestuario de “Hana” ha corrido a cargo de Kazuko Kurosawa, hija del director de filmes como “Dersu Uzala” o “Ran”.
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