Desmitificación del samurái
Se había anunciado “Hana” como un título perteneciente al género de cine japonés “jidai-geki”, seguramente para advertir que nada tiene que ver con el “chambara” o películas de acción sobre samuráis. Para ubicarlo de verdad habría que buscar una nueva acepción genérica, y que en el lenguaje occidental estaría más cerca de la farsa medieval, a la que nos remite sin duda la sorprendente y recomendable banda sonora de Tablatura.
No soy ningún experto en el tema, pero tengo la impresión de que el tratamiento que da Hirokazu Kore-eda a la figura del samurái ha de resultar novedoso hasta en Japón. Frente a otras realizaciones recientes, más en el tono de drama histórico del mencionado “jidai-geki”, que hablan de la decadencia de este tipo de hombres armados al servicio de los señores feudales, “Hana” apuesta por una desmitificación total que alcanza también a sus solemnes y respetados códigos de honor, echados por tierra.
Sozaemon es un antihéroe, un joven que no siente vocación por el oficio de las armas. Intenta aprender el camino del samurái para cumplir la última voluntad de su padre y vengar su muerte, destino impuesto que se verá alterado por su estancia vitalista en un barrio pobre más necesitado de un maestro de escuela que de un mercenario de la katana. Todos juntos montarán una representación popular, una bufonada que podrá en solfa el mundo de esos guerreros, totalmente inútiles y obsoletos en tiempos de paz. Para la descripción de dichos ambientes miserables Kore-eda apela al realismo de su anterior e impactante obra contemporánea “Nadie sabe”. -
Mikel INSAUSTI