El candidato Rafael Correa no es un nuevo Hugo Chávez, dicen sus seguidores. Este guaya- quileño de 43 años encabeza las encuestas de intención de voto para llegar al Palacio de Carondelet con duras acusaciones contra George Bush y la política neoliberal que gobernó a Latinoamérica en la década pasada.Correa sabe qué no quiere la gente: el sistema político y económico actual. Según los últimos sondeos, la intención de voto por Correa es del 37%, 16 puntos más que su inmediato contendiente.
«Tenemos confianza en que un joven salve a Ecuador», dijo Guadalupe Villafuerte, profesora de un colegio del sur de Quito, «porque toda la vida estuvimos en manos de los viejos políticos que han manejado y manipulado este país».
El 89% de los ecuatorianos no apoya al Congreso y el 73% opina que las instituciones políticas son frágiles, según una encuesta de CEDATOS-Gallup. «Ecuador es sumamente inestable y sus instituciones están muy cerca del colapso», dice Riordan Roett, de la Universidad de Johns Hopkins. «La gente está cansada de los partidos políticos tradicionales», afirma.
«Queremos un cambio de sistema, una democracia real, directa y más participativa y acabar con esta partitocracia, mafias organizadas para defender los bolsillos de los padrinos de turno», dijo Correa en un encuentro con la prensa extranjera.
El candidato de Alianza País aspira a empezar desde cero: convocar una Asamblea Constituyente y dar el poder al pueblo con una «revolución ciudadana». Los oponentes acusan a Correa no sólo de utilizar las tácticas de su amigo Hugo Chávez sino también sus dólares para financiar su campaña, la segunda con más presupuesto de las trece que compiten.
«No sé dónde está el problema», respondió Correa a una pregunta sobre su relación con Chávez. «Si soy amigo de Hugo Chávez, qué horror... pero si fuera amigo de George Bush ya me habrían elegido hombre del año». Correa negó que hubiera recibido ayuda económica de Chávez para su campaña, lo cual está prohibido por las leyes electorales.
«Simpatizo mucho con él», confirma Víctor Gallardo, un pequeño empresario en Quito, sobre el gobernante venezolano y su relación con Correa.
En Ecuador Hugo Chávez tiene el apoyo del 86% de la población, según una encuesta de Cima, más que en su propio país.
Al igual que las posturas críticas de Chávez hacia el modelo neoliberal, las de Correa han empeorado la calificación de riesgo país de Wall Street para las inversiones extranjeras. Pero, Correa, doctor en Economía por la Universidad de Illinois, recuerda que el modelo es parte del problema. «El neoliberalismo ha sido un desastre en todas partes del mundo, en América Latina y en particular en Ecuador», afirma quien fue ministro de Economía durante una corta parte del Gobierno del presidente Alfredo Palacio.
En su opinión, el FMI y el BM son parte del problema. «Mientras menos tengamos que ver con estas burocracias internacionales, mejor», dice. Al tiempo que rechaza el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EEUU y quiere cerrar la base militar de Manta, fomenta la amistad con los países andinos. Promete seguir el modelo argentino de renegociar la deuda.
Correa, que ha realizado una campaña muy enérgica, bailando e inspirando a la gente con su oratoria y su sonrisa permanente, tiene prácticamente asegurado su pase a la segunda vuelta. De acuerdo con los últimos sondeos, el 41% de los electores no ha decidido aún por quién votará.
Si Correa gana para dar su «correazo a los políticos corruptos que no cumplen sus promesas», como reza su eslogan de campaña, tendrá que cuidarse también de cumplir el programa de profundos cambios que ha prometido si quiere mantener el apoyo popular que ahora tiene».
(*) Rebelión