El Bundestag (Parlamento) alemán acaba de aprobar a finales de setiembre un aumento de las ayudas a las familias para impulsar la natalidad, otorgando 454 euros de subsidio mensual durante el primer año del hijo o hija si uno de los dos cónyuges se queda en casa para cuidarle, asegurándole además un 67% de su salario neto. En el Estado francés, desde el pasado mes de julio, al tener un tercer hijo, las familias pueden acogerse a un permiso de paternidad o maternidad durante un año, remunerado con 750 euros mensuales. En el Estado español, por ejemplo, la principal ayuda, y dirigida sólo a madres trabajadoras, se limita a 100 euros mensuales durante tres años a modo de desgravación fiscal. Incluso el candidato de CIU a las próximas elecciones catalanas, Artur Mas, ha prometido un «cheque de nacimiento» que entregaría a las parejas catalanas 1.000 euros como subvención con cada nuevo nacimiento, acogida o adopción, e incluso otro de 4.000 euros anuales por un tercer o cuarto hijo hasta que cumpliera los seis años.

Como se observa, existe toda una disparidad de políticas familiares en toda la Unión Europea, tanto en lo que es el concepto de ayudas económicas por nacimiento de hijos como del fomento del cuidado de los hijos en el propio hogar. Unas diferencias que igualmente las encontramos si miramos a Euskal Herria, donde, por reflejarlo de alguna manera, Ipar Euskal Herria se beneficia de los avanzados programas franceses en este terreno; la CAV se sitúa a la cabeza de las políticas del Estado español, pero aún sin equipararse a los modelos europeos más progresistas; y Nafarroa está unos cuantos peldaños por abajo.

El Gobierno de Lakua acaba de presentar su II Plan de Apoyo a las Familias con Hijos e Hijas. Una propuesta que, según la valoró el consejero de Asuntos Sociales, Joseba Azkarraga, se equipara de manera definitiva con las políticas que en el resto de la Unión Europea nos llevan varios años de ventaja.

Además de un aumento presupuestario de aquí a 2010, se incluyen novedades como el pago de una cantidad por el primer hijo o el aumento del tiempo de la ayuda en los casos del segundo y demás hijas e hijos.

La propia Federación de asociaciones de familias numerosas de Euskadi, Hirukide, ha acogido con satisfacción este segundo plan, aunque le recordaba hace unos días al Ejecutivo Ibarretxe que «todavía falta mucho para equipararnos con los países más avanzados en políticas familiares de la UE». Como advertía hace unos meses Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto español de Política Familiar, «en el país de los ciegos, el tuerto es rey. El panorama que nos encontramos es que somos el país europeo que menos invierte en familia, sólo un 0,5% del PIB, cuando la media europea es del 2,2%».

Este II Plan de Lakua lleva consigo un aumento de la cuantía económica y de la cobertura de la ayuda, pero Hirukide se lamenta de que «comprobamos, una vez más, que no se han tenido en cuenta nuestras propuestas que presentamos en la Comisión Permanente de la Familia celebrada en mayo, previa aprobación del Plan». Así, se quejan de que «si bien dentro del programa de ayudas para las medidas de conciliación se ofrece una pequeña ayuda económica por la solicitud de excedencia laboral o bien por la reducción de jornada, desde la asociación siempre hemos solicitado que se tuviese en cuenta el número de hijos, ya que no es lo mismo cuidar de un hijo que de 3 ó 4, por ejemplo».

Otro hecho que le ha sido cuestionado al Plan diseñado por la Consejería de Azkarraga es que ayudas destinadas al capítulo de conciliación de la vida laboral y familiar se están pagando con retraso de meses, lo que lleva a reflexionar sobre la necesidad de apuntalar primero esta política de ayudas antes de embarcarse en nuevas coberturas como la de otorgar una cuantía única por el primer hijo. En otros lugares de la UE se hace, pero después esa aportación se sostiene en el tiempo hasta alcanzar los 18 e incluso 23 años de edad.

Otro de los campos impulsados por Lakua en esta política ha sido el de la implantación del ciclo 0 a 3 años. Son las llamadas haurreskolak, que para el presente curso alcanzan ya las 128, que ofrecen 3.744 plazas. Catorce de ellas abrieron en el mes de setiembre pasado y otras diez más se calcula lo hagan para febrero.

NAFARROA

En el caso de Nafarroa ­donde, por ejemplo, hay censados 8.250 hogares con más de tres hijos­, la realidad de las ayudas es muy distinta y mucho menor que la que se aplica en la CAV. Las subvenciones se centran, sobre todo, en los partos múltiples y en una ayuda concreta a familias con cuatro o más descendientes. No hay subvenciones directas ni por primer, ni segundo hijo, sólo a partir del tercero a modo de pago único, a diferencia de la CAV donde hay una ayuda anual hasta cumplir los siete años.

El año pasado, según los datos del departamento navarro de Bienestar Social, se concedieron 14,83 millones de euros en ayudas a familias, que se distribuyeron así: 100 euros a madres con hijos menores de tres años y que trabajen fuera de casa (11,83 millones), ayudas por excedencia (1,77), ayudas al tercer hijo o hija (0,74), ayudas a familias de más de 4 hijas o hijos (0,34) y por partos múltiples (0,15).

La última novedad en el caso navarro ha sido que, desde enero próximo, las familias numerosas se beneficiarán de un descuento del 20% en el bonobús y de un 59% en el billete del transporte urbano.

IPAR EUSKAL HERRIA

Pero quizá en el espejo en el que muchos se miran es el del Estado francés. Este es uno de los tres modelos de referencia a nivel europeo, junto al alemán ­cuyos mayores recursos se van en ayudas económicas directas a las familias­ y el sueco ­más preocupado en infraestructuras para el cuidado de los hijos e hijas­. El Estado francés, en cambio, apuesta por equilibrar ambos apoyos, y quizá por ello ocupa hoy el segundo puesto en el ranquin de fecundidad, después de Irlanda.

Las ayudas que se otorgan en Ipar Euskal Herria son muy variadas, eso sí, sujetas casi todas ellas a la renta familiar. Quizá el principal inconveniente sea el de las escasas plazas de guardería de que disponen, entre aquellas dependientes del Estado o las organizadas en torno a cooperativas. Posibilita, además, una idea ya barajada en su día por Lakua y copiada de los países nórdicos, como es la de personas que puedan cuidar en sus propias casas, debidamente habilitadas, hasta a cinco niñas o niños. En cualquier caso, conceptos como los 15 días de permiso de que disfrutan por paternidad ya desde 2002 o que dispongan de una ayuda mensual por hija o hijo hasta que cumplan los 20 años, se antojan lejanos para el resto de la ciudadanía vasca.

Lo dicho, un mismo país, tres realidades distintas de apoyo a las familias. -

GASTEIZ