Si es posible hablar de recrudecimiento de la violencia en Irak, cuando ataques con resultado de decenas de muertos no son noticia por repetitivos, los últimos días han sido testigos de una ofensiva de la resistencia especialmente virulenta. Los ataques se producen cuando varios líderes religiosos iraquíes, sunitas y chiítas, intentan poner fin a la violencia entre musulmanes. El conocido como «Documento de la Meca», elaborado a partir de textos del Corán, prohibiría verter sangre musulmana, pero no es previsible que vaya a tener éxito. Y es que en la causa principal del actual enfrentamiento entre iraquíes se halla la ocupación extranjera; por tanto, mientras la misma permanezca, los iraquíes difícilmente podrán abordar una solución por la vía del acuerdo.

Tampoco han sido noticia los soldados de las fuerzas ocupantes, especialmente estadounidenses, muertos en aquel país. No hace mucho George W. Bush negaba los datos proporcionados por investigadores de la Escuela de Estudios Médicos Johns Hopkins y de la Escuela de Medicina de la Universidad Al Mustansiriya de Bagdad, los cuales señalaban que desde la ocupación alrededor de 650.000 personas han muerto como consecuencia de la misma. Y, de repente, hace escasos días, reconocía el paralelismo entre Irak y Vietnam, esa espina clavada del imperialismo estadounidense. Tanto la negativa primera como el reconocimiento posterior podrían deberse a movimientos en el contexto preelectoral, dado que las encuestas acerca del apoyo a la ocupación arrojan resultados cada vez más reacios a la misma.

El Pentágono ya reconoce sus muertos por decenas y, según filtraciones en prensa, las alternativas que estudia la comisión de republicanos y demócratas a la difícil situación irían desde una retirada gradual hasta la renuncia a la «democratización» de Irak, pasando por la negociación con Siria e Irán, las cuales, en cualquier caso, demostrarían que la presentada como sencilla empresa de la ocupación se les ha ido de las manos, si es que alguna vez la han tenido en ellas.

Y, tras la ocupación, ¿qué? Pregunta de difícil respuesta, al menos en términos optimistas. Los ocupantes han sacado de la escena a los sectores laicos del país y queda dominada por los religiosos, enfrentados entre sí. La incógnita queda en el aire, pero, en todo caso, a la incierta respuesta ha de precederle el fin de la ocupación de Irak.-