Garrido se enteró por Garate que no seguía en el Quick Step en 2007
·El fichaje de VanPetegem le dejó sin la renovación que había apalabrado con Lefevere
BILBO
«Difícil». Así califica su actual situación Josean Garrido, al que Patrick Lefevere, mánager del Quick Step, ha dejado en la estacada, después de prometerle su renovación cara a 2007. El ciclista de Ugao, de 31 años, vio como se quedaba sin equipo al final de la Vuelta, cuando ya había pactado seguir una temporada más en el conjunto de Tom Boonen y Paolo Bettini.En la pasada Donostia Klasikoa, Garrido adelantó a GARA que, «en julio», Lefevere le aseguró la renovación en Quick Step por un año más. Decisión que rubricó tras una reunión durante la Vuelta. «En el Tour, hablamos telefónicamente y me dijo que iba a seguir en el equipo, y en la Vuelta, en la etapa de Santander, me aseguró que no había problema y que en Madrid firmaríamos el contrato. Pero a Madrid no vino». Entonces surgieron los problemas. Garrido se enteró por Garate que el Quick Step estaba completo con 30 corredores y que se quedaba fuera. «Antes de la última crono de la Vuelta, contacté con Lefevere y me dijo que le llamara más tarde. Desde ese día ha sido imposible hablar con él». La llamada de Garate fue de sorpresa, después de que Lefevre le asegurara «diez días antes» que iba a seguir en 2007. «Tras la etapa de Santander, después de cenar, me llamó, nos reunimos y cerramos seguir. Bettini me dijo que él iba a cerrar su contrato y se ofreció a hablar por mí, pero yo le dije que no se preocupara». Efectivamente, Garrido tenía un hueco asegurado, pero el fichaje inesperado de Van Petegem y un compañero de éste le dejaron fuera. «Al final el que ha tenido que pagar los platos he sido yo», aclara.
«De buena fe» Por cierto, que el año pasado Garrido podía haber renovado por dos temporadas con el conjunto belga, pero actuó «de buena fe» y firmó un solo año, por un supuesto error en la redacción del contrato del corredor vasco. «Me ofrecieron dos años pero firmé uno en Donostia, porque según Lefevere la secretaria se había equivocado al redactarlo».
Tras el jarro fría que recibió en la Vuelta, Garrido enseguida comenzó a buscarse la vida. La situación en el Estado español es pésima. «Entre los equipos que están completos y los que están a la espera de lo que pase con los corredores de la “Operación Puerto”, el mercado está muy parado», revela. Por eso, no cierra «ninguna posibilidad», Italia o Portugal, aunque de momento es realista: «no hay ninguna conversación seria con ningún equipo, y estoy a la espera». Pese a todo, trata de estar lo «más tranquilo» posible porque la situación es «difícil».
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