Momento de hablar, momento de avanzar
El jefe del Estado francés, Jacques Chirac, y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, lideraron la XIX Cumbre hispano-francesa, celebrada ayer en Catalunya. Sobre la mesa, grandes cuestiones de interés mutuo: el proceso político vasco, la inmigración, la defensa; y, en el plano exterior, la crisis de Oriente Medio, en la que París, Madrid y Roma tratan de sustentar una iniciativa mediterránea en favor de la paz y el diálogo palestino-israelí que, por cierto, ha recibido el rechazo de partida del Gobierno de Tel Aviv.
En la rueda de prensa posterior a la cumbre, y a diferencia de lo que hicieran los diputados de su formación, la UPM, en la votación en Estrasburgo, el presidente francés expresó el apoyo «sin reservas» de París a los planes de Moncloa, mientras que Zapatero reiteraba su conocido mensaje de que «sin violencia, puede haber pasos, pero con ella, esos pasos serán mucho más difíciles». El reparto de papeles Madrid actúa y París apoya exhibido en Girona sólo puede engañar ya a los más despistados. La casi obsesiva reiteración por París de su no implicación en el proceso vasco delata que ese es un mensaje de conveniencia, acordado por la Moncloa y el Elíseo, cuyas endebles bases hacen aflorar contradicciones como las apuntadas.
También en esa cuestión, la percepción social va por delante, hasta el punto de hacer mella incluso en la fachada institucional. De hecho, mientras el presidente francés aplaudía sin más a Zapatero, desde Pau, el presidente del Consejo General de los Pirineos Atlánticos, Jean-Jacques Laserre (UDF), abría el pleno destinado a debatir los Presupuestos 2007 con un mensaje relativo al proceso abierto en Euskal Herria. Y lo hacía para transmitir la inquietud que la situación actual del proceso causa a «los agentes económicos, empresariales, a los cargos electos y a todos los ciudadanos». Hecha esa constatación, y tras aclarar que no le corresponde a él referirse al método ni al contexto político del proceso, Lasserre afirmaba que «hace falta dos para dialogar» para añadir que «es momento de dar pasos». ¿Por qué se preocupa un alto cargo departamental por una cuestión que no afecta a la República? Quizás, simplemente, porque cada día resulta más difícil obviar que el derecho a decidir, sobre el que pivota la resolución de este conflicto «ajeno a Francia», es también el núcleo central de la dinámica social y los consensos políticos en favor del reconocimiento institucional de Ipar Euskal Herria. -
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