Un proceso de paz supone un cambio en la manera de caracterizar y resolver los conflictos. Construir la paz significa que las raíces del conflicto son confrontadas por todas las partes interesadas y que aquéllas son eliminadas progresivamente. Generar la paz implica una transformación social y cultural y un cambio estructural. La construcción de una cultura de paz es un proceso dinámico, complejo y multidimensional que afecta al lenguaje cotidiano y conlleva un cambio de actitudes, comportamientos, valores y normas. Para ello, es necesario superar los prejuicios, los recelos y la desconfianza de etapas anteriores, en las que el autoritarismo, las amenazas, los castigos, la imposición, la censura, el silencio y la estrategia de guerra orientaban las políticas de «pacificación» y «normalización» para Euskal Herria.

Cuando hace unos meses se empezó a hablar de proceso de paz, no imaginábamos que la transición que nos llevaría a una visión y experiencia compartida de la paz fuera a incluir momentos de incertidumbre como el que estamos viviendo. La transición de una cultura de violencia ­con sus múltiples expresiones­ a una cultura de paz auténtica y durable es bastante compleja.

Para que se dé un proceso de paz, es preciso creer que el conflicto no es irresoluble y que, para resolverlo, se necesita la participación de las partes interesadas. Cuando el conflicto se sigue expresando de múltiples formas: persecución judicial, kale borroka, incremento arbitrario de las penas de cárcel, mantenimiento de ilegalizaciones, un robo de armas, etc... es cuando más deberíamos concentrar nuestras energías y esfuerzos en recordar que existen, dentro del Proceso, procesos favorables latentes, cuyo objetivo es la consecución de la paz y la democracia.

Roelf Meyer, ministro de Defensa y Asuntos Constitucionales de Sudáfrica durante la transición del apartheid a la democracia, decía hace poco: «Observo una oportunidad para poder avanzar en el proceso». En el Congreso “Mujeres generando las paces” organizado por Emakunde el pasado mes de octubre, se presentaba la “Declaración Internacional de Mujeres a favor del proceso vasco”, elaborada y firmada por las nueve ponentes extranjeras del Congreso, en la que pedían incorporar las experiencias, intereses y expectativas de las mujeres, tal como insta la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU. Hagamos el proceso. -