Jon ALBISU ORIA | Climatólogo, miembro de EHKME y coautor del libro «Huracán»
«El racismo y el clasismo estuvieron tras los efectos del huracán Katrina»
El huracán Katrina que sacudió la costa de Florida el año pasado dejó al descubierto no sólo una falta de planificación del Gobierno de EEUU, sino un componente de racismo y lucha clasista que se evidenció en las imágenes que las televisiones no hicieron llegar desde Nueva Orleans. Ese trasfondo es lo que denuncia el libro «Huracán».
Agradece, antes de nada, el que la editorial Hiru y
en particular Eva Forest hayan apostado por este libro, ‘‘Huracán’’. «Hay
razones que nos llevan a pensar que una evacuación masiva y bien organizada
hubiera salvado muchas vidas», reconoce uno de sus autores, Jon Albisu. Un
documento demoledor escriben también Michel Collon, Michael Parenti, James
Petras y Noam Chomsky, y recoge opiniones de Fidel Castro sobre las razones
que llevaron a Nueva Orleans a sucumbir bajo las consecuencias del Katrina en
agosto de 2005 y cuyo culpable no sólo fue la sobrecogedora fuerza de la
naturaleza.
Estamos ante un documento que denuncia lo que el Katrina dejó al descubierto en EEUU, más allá de los daños materiales y humanos.
Este libro tiene varios objetivos. El primero, muy importante, ha sido recopilar información sobre lo que de verdad pasó allí. Otra intención ha sido sacar a la luz un libro-denuncia que se pregunta si el Gobierno de los EEUU hizo todo lo que podía haber hecho y si había otros elementos como el racismo o la lucha de clases que intervinieron para que se llegara a esa situación que vimos todos en Nueva Orleans. Y un tercer objetivo ha sido, precisamente, hacer este libro desde varios ámbitos, como son coger la aportación de escritores que viven dentro del mismo «monstruo» que es EEUU, hacer lo mismo con el punto de vista de dos elementos destacados de la política cubana como son Fidel Castro y Ricardo Alarcón, y, finalmente, dar una visión desde aquí, desde Euskal Herria.
¿Ypor qué un libro-denuncia sobre aquellos hechos, promovido desde Euskal Herria?
Pretende ser un mensaje dirigido también a mucha gente de aquí en el sentido de que se pueden hacer cosas en diferentes ámbitos, en este caso desde la meteorología, trabajando conjuntamente con gente de primera fila a nivel internacional. Ver que están dispuestos a trabajar con nosotros de tú a tú, que se puede trabajar con diferentes Chomskys, cada cual encontrando su particular huracán Katrina sobre el que escribir. Este libro es una prueba de que podemos trabajar con ellos y de que ellos nos reconocen como interlocutores válidos para poder hacerlo. Es decir, que podemos trabajar con gente de primera fila no sólo a nivel oficial, sino también a nivel alternativo. Y este libro es la prueba.
El libro muestra una visión antagonista entre cómo se defiende de los huracanes una isla como Cuba y cómo lo hace una potencia mundial como EEUU.
El Katrina llega a Nueva Orleans, pero es que por el Caribe pasan muchísimos huracanes y la primera barrera natural que se encuentran en la mayoría de las ocasiones es Cuba y una vez que pasan, normalmente llegan a las costas de EEUU más debilitados. Quiere decir esto que el primer chaparrón va para Cuba, donde teóricamente tiene que haber muchos más daños. Este libro lo que pone de manifiesto es que la revolución cubana tiene una organización y una solidaridad que les hace uno solo ante estos fenómenos naturales. El factor más importante es la cooperación masiva, la educación entre la población ante cómo actuar... ¿Y qué pasa en EEUU? Pues que es un desastre, porque no hay una planificación global. «Recen y váyanse» fueron las palabras que dijo Bush. Una especie de sálvese quien pueda. Aquí ponemos sobre la mesa cómo hace frente a una amenaza así un sistema socialista y un sistema ultraliberal. No se trata de ofrecer dos modelos antagónicos, sino de que cada país elija el que más le convenga. Pasó en Nueva Orleans, pero podía haber pasado en cualquier parte de la costa estadounidense. Lo que cabría preguntarse es qué hubiera pasado si los afectados hubieran sido clases más pudientes. Como escribe Michael Collon, allí no murieron los dueños de los casinos, sino los encargados de limpiar los casinos.
Porque los desastres naturales, en parte, son controlables, dicen en el libro.
¡Es que algunos de aquellos diques en Nueva Orleans eran de la Guerra de Secesión! No había planes de evacuación, un delta del Mississippi erosionado, pantanos desecados, la Guardia Nacional estaba en Irak haciendo la guerra... Es increíble. Vimos una situación caótica donde nadie podía creer que en un país como EEUU pudiera estar pasando aquello, y máxime teniendo en cuenta que en Cuba, Katrina no dejó ni una sola víctima. Todo es salvable frente a un fenómeno así, pero bajo una espartana planificación. Sin embargo, el Gobierno de EEUU no hizo de ninguna manera todo lo que podía haber hecho y las variables racista y de clase se impusieron. Tan sólo veíamos a gente pobre o de color a través de la televisión sufriendo las consecuencias del huracán. Primero eran víctimas, luego les llamaron saqueadores y criminales. En Cuba, por contra, la evacuación es fundamental, nada tiene que ver con lo que pasó en la costa estadounidense. Repito las palabras de Bush, recen y váyanse. Lo peor de todo es que si hoy volviese un Katrina II, pasaría lo mismo o peor.
¿Dónde reside el secreto de la prevención en Cuba?
De promedio, por Cuba cada temporada pasan media docena de huracanes. La sinergia entre el Estado y la gente debe ser total, y en Cuba, al menos en este ámbito, lo es. ¡Durante el huracán Michelle fueron evacuadas 700.000 personas! Y está la solidaridad, donde la gente se ayuda mutuamente. De esto en EEUU no hubo nada. Pero lo que hace Cuba no viene en un manual, sino que se debe a una educación y a una cultura de 45 años frente a los huracanes. -
|
