GaraAzkenak - Paperezkoa - English Edition  |  Le Journal
EUS | ES | FR | ENG
 » PAPEREZKOA
  -Aurkibidea
  - EuskalHerria
- Jendartea
- Ekonomia
- Iritzia
- Mundua
- Kultura
- Kirolak
 » AZKENORDUA
 » ENGLISH EDITION
 » DOSIERRAK
 » DOKUMENTUAK
 » IRUDITAN
 » HEMEROTEKA
 » Produktuak
Gara > Idatzia > Kultura 2006-12-30
Santi ERASO | Ex director de Arteleku
«La mayoría de los artistas vascos actuales son hijos intelectuales de Arteleku»
Año nuevo, vida nueva. El refrán, que por lo general es desiderativo, refleja en el caso de Santi Eraso, ex director de Arteleku, una realidad, porque ayer abandonaba su despacho para comenzar una nueva etapa al lado de su nueva hija, en Sevilla. Nos recibió bebiendo una Coca-Cola a media mañana. Se había despedido la víspera de sus amigos de Tolosa.

Apartir de los años 80, comenzó a desarrollarse en nuestro entorno una red de museos, ferias y centros de arte, sostenida con dinero público, con el objetivo de lanzar nuevos artistas, como si fueran productos de marca, encauzar la creación de un mercado y la formación de un público. La mayoría de esas instituciones han funcionado de acuerdo con una visión utilitarista de la cultura, convirtiendo a ésta en escaparate para el consumo pasivo, elemento de promoción turística o revitalización urbanística de una ciudad y no como un instrumento de construcción de una sociedad. Arteleku ha sido considerado por muchos como una pequeña salvedad. Su director, Santi Eraso, que acaba de anunciar que se acoge a una excedencia por paternidad, ha sido quien ha llevado su timón durante veinte años.

­¿La excedencia va a ser un paréntesis o el comienzo de una etapa de su vida?

Me acojo a la excedencia, porque es un derecho al que no quiero renunciar, pero en mi esquema mental no cuento con volver. Creo que cierro una etapa de mi vida y que empezaré otra. Hay razones personales de peso. He tenido una nueva hija que ha cambiado las prioridades. Cuando me ofrecieron el cargo de responsable de contenidos de Tabacalera, estuvimos sopesando la posibilidad de que mi compañera viniera a vivir aquí, pero ella está despuntando en su trabajo, como gerente de una empresa, y yo, al menos, he tenido veinte años como director de un centro de arte. Además, hubiéramos reproducido el típico esquema del hombre que tiene un cargo importante y la mujer que sacrifica su carrera por él. Esas renuncias se pagan tarde o temprano. Ha sido una decisión que me costado mucho tomar, entre otras razones, porque tengo dos hijos mayores aquí. Pero detrás de la decisión está también la necesidad de un cambio. Todo el mundo reclama un relevo de caras en todos los campos.

­¿Puede afectar su decisión al traslado de funciones de Arteleku a Tabacalera?

Cuando renuncié a mi nuevo cargo en Tabacalera pensamos que sería prudente que continuara en Arteleku, para que la migración o la fusión se realizase de forma pactada y no se convirtiese en una OPA hostil. Desde Tabacalera han intentado encontrar fórmulas para que pudiera compaginar mi nueva situación con algún tipo de vinculación con Arteleku, pero nunca me han convencido las medias tintas y he preferido dejarlo.

­¿Hay que hablar de fusión o Arteleku seguirá teniendo una entidad a pesar de Tabacalera?

Lo que está claro es que la existencia de Tabacalera va a modificar substancialmente el rumbo de Arteleku. Pero Arteleku tiene a su alrededor mucha gente que se siente parte del proyecto. Ayer, en la despedida de Tolosa, hablaba de una comunidad informe, que se expresa con la metáfora de la espuma, algo que no se puede asir ni medir, pero que existe. Es una característica de Arteleku. Las personas que han estado trabajando en el centro siguen conectadas al mismo. Pueden estar fuera con una beca, trabajando en universidades, pero mantienen ese contacto con el centro. Una de las características del centro es que se vive la cultura contemporánea a partir de la experiencia y no de la mera representación.

­Efectivamente, Arteleku ha sido centro de producción, albergue y muchas cosas más.

Hemos trabajado siempre la formación ligándola a la experiencia, con la posibilidad de que distintas generaciones de artistas se conozcan entre ellos. Eso crea lazos, afectivos en muchos casos, intelectuales en otros, que se sujetan en una red, que es algo tan informe como la espuma. Un artista como Ibon Aranbarri empezó a trabajar aquí, en un local, pasó a los talleres de Badiola y luego ha recorrido medio mundo. Es tan sólo un ejemplo. Un proyecto como Tabacalera es imposible que produzca esa red de relaciones con los usuarios, porque está muy condicionado por el concepto de «público». Generalmente la cultura está concebida desde el punto de vista de la mercadotecnia: hay que atraer a la gente como sea. A veces se nos acusa de ser elitistas y es mentira. Lo que intentamos en Arteleku es atraer a muchas minorías. No trabajamos con mayorías, trabajamos con muchas minorías.

­¿Quiere decir que Arteleku ha escapado a la tendencia de convertir el arte en espectáculo y en escaparate?

En veinte años, Arteleku ha recorrido un largo trayecto. Hay que tener en cuenta que en el Estado español venimos de un desierto y que de pronto empezaron a montar instituciones de arte como ARCO, que son una festivalización o una carnavalización del arte, una celebración de la contemporaneidad. Fue el discurso del PSOE sobre la modernización de España. Pero en el fondo esa representación es una mentira, porque no había un mercado para el arte. Es una contradicción que estas estructuras se mantengan con dinero público. En las primeras ediciones tomamos parte como Arteleku, hasta que nos dimos cuenta de que aquello era un puro escaparate. Creo que Lurdes Fernández sabe que esta etapa está acabando y que tendrá que profesionalizar la feria, hacerla más feria. De hecho, la mayoría de las políticas culturales participan de esa carnavalización de la cultura. Y detrás del proyecto de Tabacalera está ese debate de si todavía estamos en el tiempo de la espectacularización de la cultura o se puede pensar en otras instituciones públicas más transversales u horizontales, más en personas y redes que en el espectáculo. En definitiva, el mayor valor de Arteleku son las personas. Esa ha sido su mejor inversión. He leído estos días la lista de artistas que participan en Bilboarte y la mayoría de ellos pasaron por Arteleku. Desde Txomin Badiola, los Moraza, Pello Irazu, Darío Urzay hasta José Ramón Amondarain, Manu Muniategiandikoetxea, Maider López, Sergio Prego otros muchos que pertenecen hoy al panorama del arte vasco pasaron por Arteleku y son hijos intelectuales del centro.

­Arteleku ha tenido que adaptarse también a la exigencias de las sociedad que llamamos de la información.

Al principio, Arteleku fue un proyecto relacionado con el arte en el sentido clásico de la palabra. Nació de una idea de Imanol Murua, que había visitado unos estudios en el Soho. Pero en los últimos diez años hemos dado un gira total, porque los mecanismos de producción han cambiado con los procesos de digitalización. El arte se ha desmaterializado.

­¿Qué le espera en Sevilla? ¿Le gusta la ciudad?

Es una ciudad difícil. El tópico de qué bonita es Sevilla vale para tres barrios. La periferia es durísima, con altísimos índices de delincuencia. Sevilla tiene la casposidad de la derecha española más carca y reaccionaria por una parte y por otra una tradición libertaria muy potente, pero totalmente desvertebrada, que produce la cultura de «yo hago lo que me da la gana». La ciudad es tan dura que hablamos de ir a vivir a un pueblo cercano, que tenga tren. -


 
Inprimatu
...Albiste gehiago
Euskal Herria
Etxerat culpa a PSOE y UMP de que aún haya «sillas vacías en nuestras casas»
Mundua
Cuenta atrás para el ahorcamiento del derrocado presidente Saddam Hussein
Euskal Herria
Miembros de PS, PCF y Verdes reclaman implicación a París
Mundua
El Parlamento europeo oirá «A coupla focal» en gaélico
Ekonomia
Los sindicatos estiman un éxito el paro del 90% en las gasolineras alavesas
Euskal Herria
Batasuna mantiene un compromiso «claro e inequívoco» con el proceso
  CopyrightGara | Kontaktua | Norgara | Publizitatea |  rss