Nueva ampliacion de la UE
La cara y la cruz del ingreso de Bulgaria y Rumanía en la UE
Expertos en economía de Bruselas auguran que Rumanía y Bulgaria, los países más empobrecidos por diferencia entre los 27 estados miembros de la Unión Europea, deberían registrar un crecimiento macroeconómico rápido, pero reconocen que sufrirán graves dificultades sociales y políticas.
BUCAREST / SOFIA
Los productos interiores brutos (PIB) por habitante de Rumanía y Bulgaria representaron en 2005 el 34% y el 33% respectivamente de la media de la Unión Europea, según el Eurostat. Es decir, 14 o 15 puntos por debajo del, al día de hoy, país más empobrecido de la UE, Letonia, donde el PIB por habitante no supera el 48% de la media. A partir de su ingreso este 1 de enero, los dos nuevos países no aportarán más que el 1% del PIB total de la Unión Europea.Emma Ménascé, especialista de Europa Central en el banco de inversiones Ixis-CIB, augura que, en el plano económico, «estos países seguirán globalmente la misma senda que los nuevos estados miembros que entraron en la UE en la anterior ampliación de 2004; deberían conocer un fuerte crecimiento gracias a las inversiones extranjeras y al boom de la demanda interior y de las exportaciones», asegura. Esta experta afirma de que «las inversiones directas extranjeras representan alrededor del 8% del PIB de estos dos países», dos o tres veces más que en los países occidentales. El «atractivo» de Rumanía y Bulgaria reside en que «el
coste de la mano de obra es menor aún que en Polonia, República Checa,
Eslovaquia o Hungría, aunque matiza hay que reconocer que la mano de
obra es también menos cualificada».
Dos velocidades
Basta con observar la cada vez más abismal brecha social en estos dos países, insalvable en el caso rumano, para atisbar quiénes son y serán los beneficiarios de la situación que tanto entusiasmo suscita en la experta bancaria.Ultimamente, las concesionarias de automóviles extranjeros están realizando ventas récord en Rumanía. La venta de automóviles ha crecido un 17,8% este año y ha alcanzado las 233.000 unidades, «una cifra superior a los vendidos en Noruega, Islandia, Estonia, Letonia, Lituania y Eslovaquia» durante el mismo período, se congratula el semanario “Capital”. Por primera vez desde 1990, las ventas de coches importados han superado las de los vehículos fabricados por la local Dacia, actualmente filial de Renault y Daewo. Los grandes distribuidores como Carrefour y Metro de Bucarest están haciendo su agosto en estos tiempos. «Sorprende que las ventas vayan tan bien cuando el salario medio es inferior a 300 euros», reconoce Dana Cortina, responsable de Porsche. Cien kilómetros al sur de la capital, en Peretu, los Staicu festejarán el Año Nuevo con asado de cerdo. «Es lo único que podemos permitirnos para que nuestros pequeños sientan que es fiesta», señala Dumitru Staicu, agricultor. Siete de las 15 regiones más empobrecidas de la UE se encuentran en Rumanía, seis en Bulgaria y una en Polonia y en Eslovaquia. Ello no obsta para que los 300 rumanos más ricos dispongan de 22.000 millones de dólares (el 18,3% del PIB), cuando en 2004 no superaban los 13.000 millones de dólares. Así las cosas, los expertos auguran graves disturbios sociales en ambos países. «Sus sociedades no pueden soportar más reformas ultraliberales y los discursos populistas y de extrema derecha ganan audiencia entre los perdedores, las personas de edad, los obreros y los habitantes de pequeñas y medianas localidades», que han visto desaparecer las industrias de la época del socialismo real, señala Jean-Michel De Waele, profesor de Política en la Universidad libre de Bruselas. Y en el plano político, augura que el consenso para entrar en la UE desaparecerá una vez cumplido el objetivo. «Yo creo que habrá elecciones a más tardar en febrero en Rumanía, con posible nuevo primer ministro y no sería extraño que la situación se repita en Bulgaria».
Dos países que han vivido de espaldas
BUCAREST /SOFIA Separados a lo largo de 470 kilómetros por el Danubio, y a pesar de compartir bloque, el de Varsovia, en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, rumanos y búlgaros han vivido en los últimos tiempos de espaldas. Todo apunta, no obstante, a que el hecho de entrar juntos en la UE les ha acercado algo en los últimos tiempos. A ello contribuirá asimismo la construcción, a partir del año que viene, de un segundo puente, entre las localidades de Calafat y Vidin, que unirá a ambos países sobre el Danubio. Un único puente A día de hoy, existe un único puente, Giurgiu-Rose, que en tiempos del socialismo real se bautizó con el nombre de «Puente de la Amistad». Una amistad inexistente por aquel entonces, por un lado por el sentimiento de superioridad de los búlgaros frente a la autarquía impulsada por el líder rumano, Nicolae Ceaucescu, y por la contaminación en más de una ciudad búlgara por efecto de las plantas rumanas que evacuaban al río. La carrera hacia la UE también generó suspicacias. Al anunciarse el ingreso «en un paquete», los búlgaros criticaron «incumplimientos» de los rumanos, mientras éstos criticaban a Bruselas por aplicar dos varas de medir al analizar los avances de ambos países. A partir del 1 de enero, ambos países deberán enfrentarse a los mismos desafíos.
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