WASHINGTON
El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) ha difundido en su sitio de internet un informe en el que explica que la eliminación de la biomasa de las zonas tropicales, accidental o provocada, produce dos de los principales contaminantes atmosféricos; el monóxido de carbono y el óxido de nitrógeno. Además, contribuye a la formación de fenómenos meteorológicos como el de El Niño, que causa alteraciones del clima en zonas tropicales y subtropicales, entre ellas inundaciones y sequías.
Hasta ahora se consideraba que el mayor factor de contaminación en la atmósfera era la emisión de gases invernadero procedentes del uso de combustibles fósiles, principalmente en el hemisferio norte y latitudes media, incluyendo la región de Estados Unidos.
Sin embargo, para más de dos tercios de la población del mundo que vive en zonas tropicales, entre el Trópico de Cáncer y el de Capricornio, los niveles de ozono en la atmósfera inferior o troposfera son regulados por otros mecanismos, entre ellos la quema de la biomasa, según JPL.
La medición científica de la eliminación de material vegetal mediante el fuego había sido difícil hasta ahora debido a que en la mayoría de los casos ocurría en países en desarrollo. A ello se agregaba la compleja interacción entre la química, el clima y las fuentes naturales de ozono.
Según explica el Laboratorio de Propulsión a Chorro, esto había hecho más difíciles los esfuerzos por comprender la forma en que está relacionada la quema de biomasa con la formación de ese ozono.
Sin embargo, con los nuevos satélites atmosféricos, entre ellos el Aura de la NASA, los científicos han logrado seguir la pista de los elementos químicos presentes en la atmósfera.
De manera paralela, han combinado modelos atmosféricos con mediciones reales del monóxido de carbono y los dióxidos de nitrógeno presentes en la atmósfera inferior y proporcionados por satélites de la Agencia Espacial Europea.
Resultado sorprendente
La técnica produjo un resultado sorprendente: la cantidad de biomasa quemada en el Africa sub-ecuatorial y en la región de Indonesia y Australia es alrededor de dos o tres veces superior a lo que se calculaba. También permitió vincular la observación de la biomasa quemada con la formación de ozono en esas zonas, señaló el informe del Laboratorio de Propulsión a Chorro.
«Estos datos de satélites combinados con modelos atmosféricos nos ayudarán a comprender de forma considerable los complejos procesos vinculados a las fuentes de contaminación en la troposfera terrestre», según informó Dylan Jones, científico de la Universidad de Toronto, en Canadá.
WASHINGTON
En otro estudio publicado por la revista “Geophysical Research Letters”, varios científicos pertenecientes a la NASA han revelado datos que relacionan los niveles de ozono y el cambio climático en el mundo.
En concreto, investigaron las variaciones estacionales del ozono y su relación con la llamada Oscilación Madden-Julian. Esa oscilación es un patrón meteorológico cíclico de anomalías en la circulación atmosférica que puede influir en la situación climática en todo el mundo.
Mediante el análisis de datos proporcionados por los satélites, estos científicos descubrieron que la cantidad total de ozono varía de forma importante en relación con la oscilación y que ésta es más pronunciada en las zonas subtropicales.
«Este estudio demuestra la posibilidad de lograr nuevas mediciones del ozono global para mejorar nuestra comprensión acerca de los efectos que tiene la química del ozono en el cambio climático», señaló Yuk Kung, científico del Instituto Tecnológico de California y uno de los autores de la mencionada investigación.