Un intento por saber lo que el ciudadano piensa de los medios
No todos los días, pero sí muchos, nos alejamos de esos compromisos que como profesionales tenemos de contribuir a la verdad y al conocimiento. Sin generalizar, no se cumplen los principios que recogen los distintos códigos deontológicos. Hace falta una reflexión profunda en la profesión periodística".
La cita es de Begoña Zalbidea, profesora de Deontología y Medios de Comunicación de la Universidad del País Vasco y miembro, junto al también profesor del mismo Departamento de Periodismo, Juan Carlos Pérez, del equipo que -junto con otros de las universidades Pompeu Fabra, Carlos III y Sevilla- desarrollan una investigación bajo el título ``Ética y excelencia informativa. La deontología periodística frente a las expectativas de la ciudadanía''.
El objetivo final del trabajo no es otro que «establecer un puente entre medios de comunicación y sociedad, y más allá de este propósito pretendemos conseguir suficiente apoyo y reconocimiento para establecer a partir del año 2009 un observatorio permanente de la deontología informativa».
El proyecto recibió el visto bueno en noviembre de 2006. Cuenta con un presupuesto total de 245.000 euros y está cofinanciado por el Ministerio español de Educación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
Zalbidea y Pérez concretaron las fases del trabajo, que este año se centrará en el análisis de códigos, como el de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) o el del Colegio de Periodistas de Catalunya, de códigos de ámbito internacional como el de la UNESCO o la Federación Internacio- nal de Periodistas, y un tercer nivel de libros de estilo y compendios de consejos y reglas.
Respecto al próximo año, los investigadores estudiarán «las asunciones y actitudes deontológicas» de los periodistas, así como de fotógrafos, documentalistas, guionistas de televisión o la propia empresa periodística, es decir, el grado de asunción de esas normas y códigos, y si la misma se demuestra en el trabajo diario en cada medio.
Ya en 2008 y 2009, la última fase del trabajo servirá para intentar conocer las expectativas de la ciudadanía respecto a la deontología de los medios, mediante encuestas de opinión, sin descartarse la realización de grupos de discusión. Se tratará de conocer, subrayaron, «si el producto que sale es del agrado o no de la ciudadanía».
Desconocimiento y mezcla
Juan Carlos Pérez incidió en que «desconocemos qué piensa la ciudadanía acerca de cómo deben comportarse los medios de comunicación. No existe un estudio sistematizado, tal y como queremos hacer en este momento». Begoña Zalbidea, por su parte, usó el término «confusión» para expresar lo que ocurre en televisión, «donde se mezcla todo; ya no se sabe quién es o no periodista, si estamos ante una oferta informativa o de entretenimiento...»
En cuanto a los ámbitos donde se detecta en mayor medida el incumplimiento de los códigos éticos, Pérez manifestó que «las vulneraciones más importantes son las que hacen referencia a cuestiones sociales y políticas. En el ámbito deportivo, por otra parte, es donde una y otra vez se mezcla opinión con información, aunque quizá aquí, también, es donde el consumidor de información es más considerado con el comportamiento de los medios».
Añadió Zalbidea, sin abandonar el ámbito deportivo, «que donde más críticas podemos hacer es en el lenguaje que se utiliza porque pocos términos se salvan», para puntualizar luego que «todo depende mucho de los medios; no podemos decir `todos' los medios».
La profesora considera que «también hay que valorar en qué condiciones se ha hecho la noticia; no es lo mismo disponer de tres días para hacer un buen reportaje, que tener que hacerlo en el momento con cuatro datos. En este contexto podemos criticar la no atribución de fuentes o el uso generalizado de `fuentes fidedignas', que redundan en la credibilidad».
Alrededor de dos decenas de instituciones y medios de comunicación colaboran con este proyecto. Precisamente sus responsables pretenden establecer relaciones bilaterales y permanentes entre los mismos y la propia investigación.
Kepa PETRALANDA