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Partir de la realidad existente, para cambiarla

La Comisión Negociadora de la Izquierda Abertzale ha hecho públicos los contenidos que, desde su perspectiva, debe incluir un acuerdo de solución. Esta propuesta, que deja atrás el particionismo, eje del modelo autonómico en vigor en el último cuarto de siglo, propugna un nuevo marco, identificado jurídicamente como Autonomía Política, para los cuatro territorios del sur vasco. De este modo, y partiendo de las dos realidades administrativas, se aboga por establecer un escenario que haría a la ciudadanía de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa Garaia depositaria del derecho de decidir.

La propuesta parte de los marcos actualmente existentes que, como es particularmente notorio en el caso de Nafarroa, acusan una falta de legitimidad en origen, para desde ahí abogar por un marco nuevo que sólo sería realidad siempre que los navarros, por un lado, y los ciudadanos de la CAV, por otro, así lo decidieran mayoritariamente.

De partida, con esa devolución del derecho a decidir a la ciudadanía el marco resultante gozaría de un nivel de legitimación democrática del que hoy por hoy carece. Además de corregirse ese déficit de partida se ampliaría el espacio democrático, ya que los habitantes de los cuatro herrialdes verían reconocido el derecho a cambiar la realidad existente, un derecho que los marcos autonómicos que representan Lakua e Iruñea, evidentemente, no garantizan.

A la vista de la referencialidad lograda por la iniciativa de Anoeta, con la que la izquierda abertzale puso sobre la mesa una propuesta sobre el diseño del proceso de solución que hoy es comunmente reconocida por cuantos defienden una solución dialogada, es de esperar que esta «Anoeta desarrollada» se analice y valore con detenimiento.

Por lo demás, ¿cabe ver en la propuesta presentada el abandono de Zazpiak Bat? No, porque la izquierda abertzale presentó en enero en Uztaritze su propuesta de autonomía para Zuberoa, Nafarroa Beherea y Zuberoa. Ayer, digamos que completó el mapa. Sí cabe hablar, en cambio, de un ejercicio de realismo político, porque realista es plantear que hay que arrancar de lo que hay, como realista es plantear que los ciudadanos tienen derecho a vivir en otra realidad política, si así lo deciden de modo pacífico y democrático.

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