Los senadores franceses adoptaron ayer casi por unanimidad la inclusión en la Constitución de la prohibición de la pena de muerte, abolida en el Estado francés por ley desde 1981.

El proyecto, que cuenta con el visto bueno de los diputados, prevé incluir en el título VIII de la Carta Magna que «nadie puede ser condenado a la pena de muerte», incluso en tiempos de guerra. Cuando se apruebe, el Estado francés se convertirá en el decimosexto país de la Unión Europea y en el 45 del mundo que incluye en su Constitución la prohibición de la pena capital.

Este paso le permitirá ratificar dos tratados internacionales; el protocolo 13 adicional al Convenio Europeo de Salvaguarda de los Derechos Humanos, que preconiza la abolición de la pena de muerte en todas las circunstancias, y el pacto internacional sobre derechos civiles firmado en Nueva York en 1989.