Acción
Raimundo Fitero
Hay cadenas televisivas que buscan desesperadamente un resquicio para poder competir en días muy ricos en audiencias como son los lunes, que es un día complicado, muy complicado, pero con muchos cuerpos machacados con la intención de dejarse mecer por la televisión. Cuatro ha probado con varias opciones que no han alcanzado mucho acierto y ahora le toca el turno a un concurso de esos en los que hay que utilizar la memoria, la habilidad, la retentiva. No es un concurso casual, se necesita tener unas dotes si no muy especiales, sí ciertas capacidades para moverse con rapidez entre varios juegos. Se llama «Gente de mente» y como queda claro hay que utilizar algo la parte noble de ese lugar del cuerpo al que han dado en llamar el cerebro, la cabeza, la mente. O puede entenderse que para jugar a esas cosas tan imprevistas hay que estar (¿o ser?) demente. No hay dudas, busca ser un programa de grandes audiencias. Otra cosa es que lo consiga.
Las audiencias están muy buscadas, y en ocasiones hasta encontradas en las demás cadenas, y un concurso de estas características, tan aparentemente familiar, no parece una manera de enfrentarse a los policías de la científica de New York, Miami o las Vegas. Incluso ver a los famosos y mediopensionistas bailando, tiene una buena clientela, aunque se trate de un juego, concurso, competición muy previsible, con unas intervenciones de los supuestos miembros del jurado que se repiten demasiado. Las mismas opiniones, las mismas desfachateces, las mismas entonaciones y maneras, fraseología barata con ínfulas humorísticas. Por eso debe funcionar, por ser totalmente igual a sí mismo. No hay mucho espacio para la sorpresa. Todo está atado y bien atado. Y, si me apuran, hasta tiene su parte de espectáculo bastante agradable, con música en directo y los bailarines y bailarinas profesionales, de gran entidad.
Es la acción lo que cuenta: en el concurso, en el baile, en las series, en los anuncios, en las películas, hasta en la política. Acción. La buena acción. Y si es de eléctricas o móviles, mejor, porque sube y sube. Ojo al dato: la bolsa en 2006 dio más rentabilidad que los ladrillos.