En la planta de Lantaron, en la que trabajan 50 personas, hubo, según explicó el sindicato, un total de 31 bajas por enfermedad o accidente laboral en 2006. Por ello, se preguntó si «tiene que haber un muerto sobre la mesa» para que la Administración «obligue a la empresa a adoptar medidas».

En una rueda de prensa ofrecida en Gasteiz, el secretario general de la Federación de Industrias Químicas (FIA) de Araba de UGT, Agustín Plaza, denunció que la factoría, cuyo capital se reparte a partes iguales entre Tubos Reunidos y la multinacional francesa Sotralentz, ha sido objeto de «un montón» de denuncias y sanciones.

A pesar de todo, denunció que «se niega» a cumplir con las medidas de protección de sus trabajadores. Plaza lamentó que la Inspección de Trabajo, a pesar de los «numerosos requerimientos» de los representantes de la plantilla, «aplaza y aplaza las medidas a ejecutar» por parte de los responsables de la factoría, que construye depósitos de polietileno.

Según UGT, la «insuficiente» protección de los empleados queda patente en las «excesivas» bajas que se producen en una plantilla no demasiado numerosa (50 trabajadores) y mayoritariamente joven. De acuerdo con las cifras aportadas por el sindicato, en 2005 se produjeron 21 casos de enfermedades o accidentes laborales con baja y 20 sin baja. Estos números se incrementaron el año pasado, con 31 enfermedades o accidentes laborales con baja y 21 sin ella.

A estos problemas de salud, la mayor parte de ellos de carácter lumbar por las cargas que se ven obligados a manejar los operarios, se les une la exposición a «humos negros» a la que se vieron expuestos durante tres meses por la avería de un horno recientemente reparado.