GARA > Idatzia > Kolaborazioak

Nuestras vecinas y vecinos también van a la escuela

No es correcto que los hijos e hijas de las familias que vienen de fuera sea calificados de «carga para la escuela" y sean repartidos por diferentes centros en función de un reparto mal llamado equitativo

Expe Iriarte, Ainara Armendariz y Txane Senar

Miembros de la izquierda abertzale

Es evidente la envergadura que el fenómeno de la inmigración esta tomando en nuestras ciudades, en nuestros barrios. Las dificultades por las que pasan los y las inmigrantes son conocidas por la mayoría de la población a la hora de alquilar un piso por los precios abusivos (se llega a cobrar el doble que a las personas autóctonas), explotación laboral, precariedad... Respecto al acceso a la educación, si analizamos los datos de matrícula de las escuelas públicas de Iruñea, vemos que las que mayor porcentaje de inmigrantes acogen es sus aulas son: Víctor Pradera (79 %), Ave María (63 %), José María Huarte (57 %), Nicasio de Landa y San Jorge (51 %). Las que menos son: Elorri (0 %), Amaiur ikastola, Axular ikastola, Hegoalde Ikastola, Patxi Larrainzar y Sanduzelai (1 %), todas ellas de modelo D (en euskara).

En lo que respecta a la escasa o nula presencia de inmigrantes en centros modelo D, la explicación es clara. Cuando una familia llega a nuestra ciudad, se dirige al Centro de Base, allí se le informa sobre las ayudas que tiene... y sobre la escolarización de sus hijas e hijos. El modelo D no se presenta como un elemento integrador; al revés, se considera como elemento que dificultará la integración. Este hecho se volverá con el tiempo en contra de la normalización del euskara; lo está ya. Hay pueblos de habla euskaldun en los que en la escuela únicamente existía el modelo D y en los últimos años se han abierto líneas de modelo A (todo en castellano y el euskara como asignatura) para atender la demanda de inmigrantes.

La llamada escuela pública jugará un papel esencial en la integración de estas personas, y así debe ser, pero tal y como está en la actualidad no puede responder ni a esta ni a otras necesidades. Y no podemos echar la culpa del fracaso escolar ni del déficit de la escuela al alumnado. La escuela, así como la sanidad, es deficitaria al margen del fenómeno de la inmigración; y más deficitaria aún en esos barrios donde se han ubicado estos y estas nuevas vecinas. Hoy en día es naturalmente más deficitaria porque la demanda ha aumentado y las partidas presupuestarias han disminuido. Por poner un ejemplo, en el año 2003 el gasto en Educación en Navarra suponía un 3,65% del PIB y en el año 2007 su peso será del 3,29%. Si en este periodo el gasto presupuestario para Educación hubiera crecido al mismo ritmo que la economía, contaríamos con un crédito adicional de 61 millones de euros.

La escuela debe estar capacitada para asegurar la escolarización y garantizar el éxito del proceso escolar a todas las personas, independientemente de su lugar de origen o de sus capacidades intelectuales. Debe ser un elemento de integración. Hay que enseñarles nuestras lenguas y compartir nuestra cultura con la suya. En función de lo que la escuela les ofrezca, estas personas serán en el futuro ciudadanas o ciudadanos de nuestra tierra o serán personas desplazadas de su tierra y de su cultura, que están de aquí de forma provisional para siempre. Para ello tiene que haber una apuesta clara por parte de la Administración Pública dotando a las escuelas de los recursos que necesiten cada centro y cada aula, y haciendo estas estimaciones en colaboración con los centros, con el profesorado, con padres y madres...

Es imprescindible que haya una política social eficaz que apueste por el sector público, reforzar y universalizar los servicios sociales, activar políticas de vivienda justas que garanticen el derecho a una vivienda evitando crear barrios con una mayoría de población con unas características concretas.

La solución no es repartir el alumnado entre todos los centros financiados con dinero público. Los padres y madres tiene derecho a elegir el modelo educativo para sus hijas e hijos, a elegir una escuela laica, a elegir una escuela pública, a elegir un determinado proyecto de centro que responda a sus valores, a tener un puesto escolar en el barrio en el que habitan, a tener un puesto escolar en euskara porque entienden que este sería un elemento positivo e incluso imprescindible para vivir aquí.

La escuela, como servicio público que es, no puede eludir responsabilidades. No es correcto que un alumno o alumna que ha solicitado una plaza en modelo D se le escolarice en un barrio o en otro, en un centro u otro, en función de las plazas que haya libres en toda la comarca de Iruñea, que los hijos y las hijas de las familias que vienen de fuera sean calificadas como «carga para la escuela» y sean repartidas por los diferentes centros y barrios de la comarca en función de un reparto mal llamado equitativo, ya que no es ni equitativo ni justo para esas niñas y niños.

La solución va por otro lado: recursos, recursos y recursos; autonomía, plazas escolares allá donde esté la demanda, respeto y garantía de los derechos de las familias a elegir y decidir en lo concerniente a la educación de sus hijas e hijos.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo