China honra al «Pequeño Timonel" diez años después de su muerte
GARA |
Los chinos conmemorarán hoy el décimo aniversario de la muerte del «Pequeño Timonel» Deng Xiaoping. Aunque el Gobierno chino suele llevar con discreción estas conmemoraciones (también lo hizo el año pasado, en el 30 aniversario de la muerte de Mao Zedong), la figura de Deng mereció numerosos artículos laudatorios en la prensa. También se han publicado en la víspera varios libros sobre el legado histórico de Deng.
«La gente está muy agradecida a Deng, su política hizo mejorar la vida y enriqueció a muchos», señala Wang Rui, un periodista de clase media que, no obstante, admite que el excesivo pragmatismo del Pequeño Timonel «trajo cierta falta de moral y un aumento de la corrupción».
La agencia estatal Xinhua, en un artículo en memoria del fallecido líder, abunda en esta idea, destacando también que Deng abandonó las ideas de lucha revolucionaria de Mao para adoptar políticas más realistas, que trajeron el verdadero desarrollo económico.
Deng murió el 19 de febrero de 1997, a los 92 años, después de una larga convalecencia por problemas pulmonares y Parkinson.
Nació en 1904 en el seno de una familia campesina y a los 16 años viajó a París para estudiar, lo que le puso en contacto con las corrientes comunistas que había traído la Revolución Rusa.
En 1924 ingresó en el Partido Comunista de China, tan sólo tres años después de su fundación, y participó en la guerra civil contra el Kuomintang de Chiang Kai-shek.
En la República Popilar, Deng Xiaoping alternó momentos de gloria y ostracismo: En 1956 fue nombrado secretario general del Partido, pero en la Revolución Cultural (1966-76) fue condenado por sus ideas «excesivamente capitalistas» a trabajar como campesino.
Tras la muerte de Mao, en 1976, Deng recuperó peso y, en la sombra comenzó a aplicar sus ideas de reforma económica.