El Sestao River coge impulso para seguir alejándose del peligro tras arrollar a un Amurrio que, definitivamente, parece haber tocado fondo y se hunde aún más en la clasificación.

Con tres derrotas consecutivas a sus espaldas, los de Arrizabalaga afrontaban ayer otra reválida ante el equipo de Carlos Pouso y volvieron a fracasar con estrépito. Ante un rival disciplinado y voluntarioso, los de Basarte se vieron desbordados y se mostraron, además, incapaces de oponer una mínima resistencia.

Sólo en los primeros compases del partido, cuando Kali Garrido erró una clara oportunidad, aparecieron los del Valle de Aiala. Pero Koikili, en una jugada sin aparente peligro y con la colaboración de Barandiaran, desniveló el marcador.

En diez minutos, se finiquitó el pulso. A partir de ahí, el choque fue un monólogo de un River crecido, ante un Amurrio apagado y resentido anímicamente. Joseba del Olmo y Líbano desperdiciaron claras ocasiones antes de que el delantero verdinegro marcase el que sería mazazo definitivo para su anfitrión.

A partir de ese tanto, los alaveses, inoperantes y ofuscados, se vieron avasallados por un Sestao que se dejó llevar y que incluso se permitió no pasar agobios finales, al marcar Izurza el tercero y obtener un resultado contundente ante la desidia de un Amurrio que parece abocado al descenso, por mucho que la salvación se mantenga a once puntos, tras la derrota del Olviedo.