Sander Westerveld consideraba como clave de la salvación del Mallorca hace dos temporadas, cuando estaba a siete puntos de la permanencia a siete jornadas del final, la barbacoa de Luis García. Se le ocurrió invitar a todos los compañeros a su casa, el domingo se ganó y la cita con la barbacoa de Luis García fue obligada en las seis semanas siguientes. Eso ha sido algo habitual en la Real en los momentos críticos. Juntarse toda la plantilla a cenar para hacer grupo y divertirse es algo aconsejable. En la Real también ha sido norma celebrar el lunes de carnaval de Tolosa. Igual hoy se necesita más que nunca que los jugadores elijan una buena sidrería y un buen disfraz para intentar pasar desapercibidos en Tolosa, para unir al grupo y para sustituir por chispa y alegría la tristeza y angustia que trasmite. Y si sale bien, todos los lunes a cenar, sin excesos, porque mañana toca entrenamiento matinal.