La interferencia de EEUU en Oriente Medio
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ha vuelto a situar la cuestión palestino-israelí en el centro de su viaje a Oriente Medio. Tras la fugaz visita a Irak, donde el gobierno emanado de la ocupación se muestra incapaz de dirigir un país ensangrentado por los atentados, Rice ha buscado y conseguido una imagen que le permite regresar a casa con un rédito, si no en el plano de la diplomacia, sí al menos en el de la propaganda. A Washington, el diálogo interpalestino no le resulta conveniente, en especial si de él emana un acuerdo como el refrendado en la Meca por el presidente Abbas y Hamas, por el que se despeja el camino a un gobierno de unidad nacional. A Washington le interesa más utilizar al rais palestino como interlocutor único en el diálogo con Israel, aunque ese diálogo sea hoy estéril, al tener por único fin el garantizar la seguridad del estado hebrero y su supremacia en la región. Esa ambición es del todo incompatible con el derecho del pueblo palestino a constituir un estado soberano, un derecho avalado por las resoluciones de la ONU. Con su país sometido al bloqueo de la ayuda internacional, la ciudadanía de Gaza y Cisjordania anhela dotarse de un gobierno de unidad que sea capaz de resolver sus graves problemas. Esa es una premisa básica para habilitar un auténtico proceso de paz. Sin interferencias externas.